[Lola]
Me veo frente al espejo y me acomodo el vestido negro que siempre utilizo para todas las citas porque siento que realza lo que tiene que realzar. He llegado a pensar que este vestido puede ser un tipo jinx y que por eso tengo tan mala suerte en el amor, pero no veo porqué, en mi última cita fue todo un éxito y me dijeron que me veía para morirse...
—¡Mierda! — digo frente al espejo al acordarme que mi última cita fue con "Meh" — con ese comentario debí de haberme dado cuenta — murmuro.
Me volteo para ver mi maleta y busco entre la ropa otro vestido que pueda usar hoy. La vacío sobre la cama y comienzo a buscar con una actitud de pocos amigos algo que ponerme.
No sé que me molesta más, que mi madre me haya conseguido una cita en 2 días o que "Meh" esté disfrutando unas vacaciones en Ibiza mientras yo lloro como idiota en mi habitación.
—¡Ambas dos! Me me molestan ¡ambas dos! — digo en voz alta y luego me siento sobre la cama.
Me estiro a la mesita de noche y tomo el papel que mi madre me dio para mi cita a ciegas y leo " Restaurante Puyol, 8:30 pm, Martín."
—Pffff, Martín... ¿qué clase de nombres es Martín? — comento en tono amargado y luego al escucharme yo solo me asusto —O.K, Lola, haremos esto, porque tú lo ideaste, tu lo pediste... y pues no va a funcionar. Es más, puedes llegar con esta actitud de..." no va a funcionar solo disfruta una buena cena" y ya... — digo frente al espejo.
Volteo a mi maleta y veo un vestido de color rojo y lo tomo. Éste lo había comprado para alguna noche "especial" ya saben, pedida de matrimonio y eso pero bueno, las noches especiales se han terminado para mi, así que lo usaré antes de que me llegue la depresión y me vuelque a un tarro de Nutella mientras veo Realmente Amor en la televisión o la que nunca me falla El diario de Bridget Jones que prácticamente es mi vida, soltera y con mala suerte.
Amarro mi cabello en un cola de caballo alta, me maquillo ligeramente y después de revisar mi conjunto de la noche, tomo mi bolsa y vuelvo a leer el papel — Restaurante Puyol, 8:30 pm, Martín mesa... — memorizo cuando de pronto mi madre entra por la puerta.
—¡Te ves hermosa! Siento que todos tus chakras están alineados y tu aura da buena vibra — dice feliz.
—Basta madre, no habrá chakras alineados esta noche — le aseguro y salgo de mi habitación.
—Vamos Lola, te va a gustar, Martinsito es muy buen hombre, educado, heterosexual...muy heterosexual — remarca la última palabra — Te preguntarás ¿no? ¿Cómo es que mi madre sabe que lo es? Pues fíjate que Miguelina... ¿te acuerdas? Mi amiga... ella dijo que un día se lo co... —
—Ma, má, gracias... confío en todo lo que me digas sobre Martín. No necesito detalles del como o qué ¿si? Ahora si me disculpas iré a mi cita impuesta por mis padres.
—No, no, no... tú lo pediste, tú lo obtienes... disfrútala— y me da un beso sobre la frente.
—Nos vemos ma....— salgo de la casa.
—¡Y si regresas acompañada en la noche no te preocupes tu padre y yo tenemos el sueño muy pesado! ¡Muy pesado! Y hay preservativos en el jarrón del pasillo....— entonces cierro la puerta porque es demasiado vergonzoso que mi madre no tenga reparo en hablar de sexo tan abiertamente.
Tomo mi auto y me dirijo hacia el centro para ir a mi tan ansiada cita. Mientras manejo me voy acordando de todo lo que no busco en esta cita, que prácticamente es... que no sea un éxito, porque las citas que tienen éxito a la primera son las que acaban en una Lola Santiago llorando frente al televisión esperando por su Mr. Darcy y luego organizando una boda al siguiente día donde se prometen amor eterno.
Llego al restaurante y antes de bajar suspiro — muy bien Lola, son tus padres ¿qué tan mal te pueden escoger una cita? Digo, se supone que tiene que ser un 10 perfecto para ellos, así que no puedes esperar nada malo... ¿o sí?
Bajo y entro al restaurante doy un vistazo con la mirada para ver si lo conozco o lo identifico primero pero no hay nadie conocido que me llame la atención. Le pregunto a la hostess y le doy el nombre de Martín.
—¡Claro! La está esperando de este lado — y me pide que la siga.
Camino detrás de ella siguiéndola sin prestar atención a nada hasta que voltea y me dice — Es el joven que está allá, de traje negro — y me señala a la persona.
—Gracias — le digo y camino hacia la mesa acercándome lentamente para verlo mejor antes de que él me vea.
Lo observo y debo admitir que no es nada feo. Un chico de cabello negro, piel un poco bronceada, bastante pulcro y bien parecido me espera viendo la carta sin prestar atención a su alrededor. Me acerco con cuidado y cuando siente mi presencia levanta la vista y me observa con unos ojos azules muy bonitos y que podrían quitarle el sueño a cualquiera.
—¿Martín? — le pregunto y él sonríe, se pone de pie y mueve la silla para que yo me siente.
—Gracias — murmuro.
—De nada...— responde alegre y luego se sienta frente a mi sonriente y me observa.
—¿Qué? ¿Tengo algo en el el rostro? — comento.
—No, no, claro que no, pero eres muy diferente en vivo que en foto... diferente bien, no me lo tomes a mal.
—No, está bien... no sabía que tenías una foto — le digo.
«¿Por qué no me dieron mis padres a mi una foto?» me pregunto mientras él me observa.
—¿Algo que comentar sobre mi? — me insiste.
—Mmmmm... eres un hombre — le digo y él alza la ceja.
—Hasta donde yo sé, sí... — y se ríe.
—Lo siento, estoy distraída — me disculpo y él me sirve un poco de vino.
—¿Tu nombres es? ... — inicia la conversación, esa que todos hacen, te conocen, los conoces y cuando menos te das cuenta, estás cayendo directo en el barranco de la decepción y los corazones rotos.
—Lola Santiago — digo extrañada.
—Lo siento, tengo tu foto pero no tu nombre...
—Y yo tu nombre pero no tu foto — respondo
Ambos nos reímos como si eso fuera una broma, tal vez es un plan estratégico de nuestros padres para que tengamos algo de que hablar. La mesera se acerca y él pide una botella de vino, uno bastante caro que creo está haciéndolo para impresionarme.
— ¿Te gusta el vino? — pregunta.
—Sí, gracias — y me sirve un poco.
Me quedo en silencio y él me ve con sus hermosos ojos azules mientras sigue sonriendo — Y...— vuelve a empezar.
Suspiro — mira, Martín, sé que esta cita debe pasar, porque en verdad está destinada a pasar, pero... ¿qué te parece si sólo comemos y conversamos sobre el clima y luego nos vamos? — le digo segura y él se sirve vino.
—O.K— contesta con rostro extrañado.
—Sí, porque sabemos que posiblemente esto nunca vaya a funcionar y ¿para qué molestarnos? ¿No? — sigo.
—¿Supongo? — me pregunta y luego bebe un sorbo de vino —¿entonces no habrá así como ya sabes? ¿Oye qué haces para vivir?, bueno soy pastelero ¡Ah! Haces pasteles— e imita mi voz mientras hace esa conversación.
—¿Haces pasteles? — pregunto y de pronto lanzo una carcajada que provoca que todos los otros comensales volteen a verme — ¿Haces pasteles? ¿Eres pastelero? — y sigo riéndome con él observándome — Oh por Dios, pudiste haber sido doctor o un arquitecto, pero ¿pastelero? — y vuelvo a reírme.
—¿Tienes algo en contra de los pasteleros? — pregunta.
—No, no, no, claro que no — digo tratando de tranquilizarme.
—¿Entonces? ¿Por qué la risa? — y de pronto el semblante de Martín cambia y no es para bien. Él se pone de pie — sabía que esta era una idea terriblemente estúpida, pero dije ¿por qué no? Parece bonita — murmura.
Saca la cartera de la bolsa y deja un billete sobre la mesa —¿Qué pasa? ¿Ya te vas? — pregunto.
—Sí, no fue muy buena idea esto de la cita y parece que tú tampoco quieres así que ¿para qué presionar? ¿Para qué insistir? Fue lindo conocerte Lola — y sale del restaurante dejándome sentada.
—Wow, si que ahora te superaste en amargura Lola — me digo y me pongo de pie —¡Oye! Espera — le grito. Camino detrás de él lo más rápido que puedo pero no lo alcanzo —¡Oye! ¡Perdona! — le grito y acelero el paso al salir del restaurante ya que él va más adelante —¡hey! — alcanzo a gritar cuando una de las puntas de mi tacón se atora en una de las orillas de la acera y caigo sin poner las manos sobre el cemento —¡Ey..! — logro gritar para después solo ver borroso, y que la cabeza me dé vueltas. La imagen comienza a esclarecerse y cuando enfoco lo veo a él y a sus hermosos ojos azules.
—¿Todo bien ? — me pregunta.
— ¿Regresaste? — pregunto con un sabor a sangre en la boca.
—Sí, soy todo un caballero, pastelero, pero caballero — me dice y admito que eso me hace sonreír —¿lista para ponerte de pie? ¿Crees que puedas hacerlo? — y yo comienzo a levantarme despacio.
—¿Qué me pasó? —
—Corriste detrás de mi y cuando voltee sólo te vi volar por los aires y caer contra el cemento, creo que te abriste un poco el labio, pero vas a sobrevivir... — y me sonríe.
—¡Cierto! — murmuro.
—Bueno, entonces si todo está bien, supongo que este es el final de la cita... un gusto en conocerte Lola Santiago — y me da la mano, la tomo y ambos nos despedimos.
Martín comienza a caminar hacia el otro lado dejándome en medio de la acera. Nunca en mi vida me habían dejado así, siempre había sido al revés y ahora veo que se siente completamente terrible.
«Ni siquiera tuviste la decencia de conocerlo bien » me regaño.
—¡Oye! — vuelvo a gritar y él voltea y me ve
Cojeo hacia él y Martín me sonríe — ¿Por qué me sonríes? — pregunto.
—¿No puedo sonreír? ¿Debo estar siempre triste? — y hace la mueca de tristeza.
—No, pero, acabo de burlarme de ti en el restaurante, arruiné la cita sin ni siquiera tener una cita y ¿por qué sonríes? ¿Estás en drogas? —
—Wow, dos en una noche... Eres buenísima en esto. Sabes, hoy haz llegado a mi número uno de mi top de citas horribles que no quiero volver a repetir.—
—¿En serio? ¿Y cuántos números hay? — le pregunto
—Estás en el uno, la inicié contigo... pero no te apures, seguro y alguien te desbanca.—
—¿Es en serio? — vuelvo a preguntar.
«Tocase fondo Lola, tocaste fondo» me regaño.
—¿Ahora si me puedo ir? — pregunta y yo asiento con la cabeza.
—Que te vaya bien en la vida Lola Santiago — me dice con esa sonrisa que siento me jalan los pelos del coraje.
—Gracias — contesto y de pronto me siento peor de como llegué.
Cojeo de nuevo hasta mi auto y cuando me subo lo veo caminar a la acera contraria. Arranco el carro y lo alcanzo para ponerme a un lado —¡Oye! — le grito de nuevo y él voltea —al menos déjame darte un aventón a donde vayas — le propongo y paro al ver que él se acerca, se asoma por la ventanilla y me sonríe.
—No re preocupes, mi bicicleta está allá — y me enseña una bicicleta amarrada a un poste cerca de un local.
—¿Quién usa bicicleta estos días? — pregunto y él levanta la ceja —No, no, no, perdón lo siento, lo siento, es muy respetable el hecho de que manejes bicicleta.
—Mira, Lola, no sé qué te pase, pero en verdad ¿me dejas ir? Estas actuando como si fuera tu última oportunidad en la vida o algo así... sólo fue una mala cita, eres guapa, seguro conseguirás más... ahora si me disculpas, me tengo que ir — y se aleja.
Me sorprendo, incluso después de lo que hice, que aún no sé porqué, y de haberle insultado en cierta forma y ni siquiera dejarlo continuar con la cita, él se mantiene educado. Es todo un caballero.
—O.K — murmuro — entonces... ahora si adiós.
—Adiós— concluye y camina hacia la bicicleta y yo arranco el auto.
Cuando ya estoy lejos del lugar paro el carro al lado de la calle y de pronto me recargo en el sillón. Dejé sacar toda mi amargura con una persona que no tenía nada que ver, alguien que en verdad se veía lindo y era básicamente un caballero.
—Te gusta arruinar las cosas ¿no Lola? — me regaño mientras recargo el cabeza sobre el volante.
Puedo sentir como las lágrimas comienzan a acumularse en los ojos en nudo en la garganta que traigo desde hace días se desenreda dejando salir todo lo que ya no puedo evitar.
"Meh" me rompió el corazón, me hizo creer una cosa y luego resultó que era una persona totalmente diferente y ahora anda con su "amigo especial" en Ibiza y yo sola en al auto con un labio abierto, el tobillo inflamado y arruiné posiblemente la única cita que podría tener en meses, si no en años.
—Odio mi vida — murmuro mientras me suelto a llorar recargada en ese volante — estoy cansada de querer a los que no me quieren. Yo solo quiero al señor Miau conmigo — y sólo de acordarme del gato... vuelvo a llorar.
[Lola]—¡Desastre! ¡Un verdadero desastre! — le digo efusivamente a Gigi mientras acomoda las flores en la mesa.—¿De plano? ¿Así de oxidada en las citas estás? — me pregunta.Suspiro y comienzo a contar los ramos que se pondrán a lo largo del pasillo de la iglesia —Soy una mala persona, soy una pésima persona, por eso tengo tantos malos amores, tantas relaciones tóxicas, porque cuando en verdad llega alguien bueno, lo ahuyento. Me burle de que hacía pasteles — le digo y Gigi se ríe.—Ay mi cielo, si eso es bueno... los dedos de los pasteleros son fuertes, si así amasan la masa imagínate en otros lados — y me cierra un ojo.—¿Puedes dejar de hacer todo sexual? Concentrémonos en mi cita desastre — le pido.—¡Ay Lola! &
[Lola]—Hija, siento que esta noche las 12 casas del zodiaco están alineadas para que tu cita salga bien con Martín, y con ese conjunto que te has puesto, los chakras de él quedarán completamente desaliñados.—Me veo frente al espejo mientras mi madre me dice los mismos consejos de siempre con respecto a la fortuna y al amor.—Dijiste que las casas del zodiaco estaba alineadas cuando salí con "Meh" — le comento y ella sonríe.—Lo siento mija Géminis es muy cambiante.. seguro se desalineo cuando estabas en la cita .—Amo a mi madre, de verdad la amo, pero toda la vida sus consejos han sido regidos por lo que los signos zodiacales, los cristales o las cartas del taro le dicen sobre mi. Recuerdo una vez de chica que me tiro las cartas para decidir si hacía un viaje escolar o no, la respuesta fue que no debía ir,
[Lola]Manejo por la ciudad con Gigi a mi lado con el radio a todo volumen y cantando una canción que debo admitir no conozco pero me gusta el ritmo.Tú, tú, nadie como tú, tú, no hay un sustitutu,Pa' ese cuerpo tuyo que a mí ya me tiene cucuEn un rato te buscu, voy y te acurrucu....—Hablando de buscar ¿cuándo buscarás al bombón sabroso? — me pregunta con un rostro de coqueto que no puede con él.—Pronto, tengo dos bodas en puerta y no tengo ahora tiempo — digo sin dejar de mirar al frente.—Pffff, claro que tienes tiempo, por las tardes no trabajas, podrías llamarlo e invitarlo al cine y darse unos besos en la obscuridad.——Basta, todo a su tiempo, sólo hemos tenido una cita exitosa y no debemos apresurarnos.—&m
[Lola]—Ja,ja,ja,ja,ja,ja ¿te pegaste contra la puerta de cristal de la panadería? — se burla Gigi mientras estamos sentados en su florería y yo le ayudo a armar los adornos que se pondrá en la mesa de la recepción mañana por la mañana.—Cállate — contesto — En verdad fue vergonzoso, sobre todo porque cuando abrí los ojos me encontraba recostada sobre mi cama con una bola sobre la frente.——¡Qué oso! Nunca habías hecho osos así — me comenta Gigi.—Lo sé, lo sé... ¿no sé lo que me pasa? Nunca me había pasado esto soy perfeccionista, me gusta tener todo bajo control y sé que puedo pero con Martín es... raro, soy... otra — murmuro.—¿Te desalinea los chakras? — me comenta Gigi y luego se ríe.&nbs
[Martín]— En la vida me pasó por la mente que te gustara Jared Bell, no te ves como de esas chicas — y ella se ríe.—Me gusta y mucho.. incluso es raro que le guste a un hombre— me confiesa y luego se frota los brazos en señal de frío.—Ten— le digo mientras le pongo el saco sobre los hombros y acomodo su cabello.—Gracias — comenta y se sonroja.Me encanta cuando Lola se sonroja, sus ojos brillan y un hoyuelo en su mejilla aparece, algo que se me hace de lo más lindo.—¿A dónde quiere ir? — me pregunta.—¿Crees que podríamos caminar un poco? Quiero que me dé un poco el aire.—Ella se sienta sobre una de las bancas que hay sobre la acera y saca sus tenis. Estaba tan feliz bailando que ni siquiera sintió las za
[Lola]No perdamos más tieeeeeeeeempoCanto alegremente mientras reviso todos los pendientes que tengo para el día de hoy. Se acercan con bodas muy importantes, una en la playa en uno de los hoteles más prestigiosos de Cabo San Lucas y la otra en una casa en La Paz Baja California a la que tengo que ir en este momento.Estoy feliz, y no sólo porque el señor Miau ha regresado conmigo y ambos somos felices, si no porque pronto podré cambiarme a una casa en un fraccionamiento bonito y claro, porque Martín y yo nos besamos.Nunca en mi vida había tenido un momento tan mágico como la noche en el mirador. Las estrellas, el clima, el momento, todo se alieno para que nosotros dos nos besáramos y quedara como uno de los mejores recuerdos que podríamos tener ambos, uno mágico, diferente y sobre todo original.Tomo mi famosa carpeta, de la que tango
[Martín]Dormí poco pero bien y me desperté emocionado, sintiendo algo nuevo en mi, algo que hace mucho no se presentaba en mi vida y es el interés por una mujer, por pensar que puedo iniciar de nuevo en el ámbito del amor y que todo estará bien.Tengo más o menos una década desde la última vez que tuve citas o que invitaba a alguien a salir, no sé si me he quedado un poco "fuera de moda" pero parece ser que las cosas que yo hago le gustan a Lola y eso me hace muy feliz porque quiere decir que ella me acepta tal y como soy y que esto va viento en popa.Veo por la ventana y el sol se va metiendo poco a poco en el horizonte, esta vez cité a Lola en mi pastelería de nuevo para después ambos tener una cena en mi casa, una que prepararé en el momento porque a la hora que la cité no me dará tiempo de preparar todo antes, así, tendremos rato para plati
[Lola]Despertar en un barco es algo que nunca pensé que pasaría, y mucho menos con un deliciosos olor a café y a wafles. Abro los ojos con cuidado y me encuentro dormida en la cama de Martín, tapada con las sábanas y sin zapatos, sólo con mi ropa.Me levanto y lo veo cocinando en la pequeña cocinera del barco y al verme sonríe — buenos días bonita ¿dormiste bien? — me pregunta y yo me estiro.—Nunca había dormido en un barco, creo que el movimiento de las olas arrulla bastante — le comento.—Sí, es relajante, es como dormir en un hamaca ¿waffles? — pregunta.Veo mi reloj y me doy cuenta que son las 11:00 am — ¡Mierda! — comento y me levanto de la cama para comenzar a ponerme los zapatos.—¿Qué pasa? — pregunta él angustiado.—Es que... se supone que las