CUANDO SABES LO QUE QUIERESNeck y Mila por fin salieron rumbo a la casa de Ivette. Se habían demorado bastante, pues Mila a pesar de continuar esbelta, ya notaba los cambios en su cuerpo producto al embarazo, y pasó bastante tiempo, buscando ya prenda que la hiciera sentirse cómoda consigo misma.Al final se había decidido por vestido negro casual y largo, que caía libremente sin remarcar totalmente su figura, aún así se veía elegante, y refinada.Cómo accesorios escogió una hermosa chaqueta de terciopelo negro, y una costosa cartera Chanel que le había regalado Neck durante la Luna de Miel, y ella ni siquiera sabía el precio. Cenarían en un restaurante cercano a los Campos Elíseos y luego irían a casa de la francesa. Neck también iba de negro, con un vaquero oscuro, y un jersey negro tejido. Mila lo contempló en silencio, antes de que él notara que ella estaba en la sala, y se quedó sin habla. Observándolo desde la distancia y pensando en el hombre tan atractivo que tenía en frent
ELLA NO ES FELIZ—¿Cómo no vas a estar segura? Mira este hombre cómo te mira… ¡Está embobado!— observó la francesa divertida con una sonrisa cómplice— ¡No saben cuando diera yo por saber que alguien me mira así, de ese modo que más que romántico, es de devoción total… pura y dura!— agregó poniendose algo melancólica— pero, díganme… ¿Qué les ofrezco para beber?— peguntó tratando de ser una perfecta anfitriona y dejando al un poco de lado a sus sentimientos.—Agua, solo agua— dijo Mila rápidamente y Ivette negó con la cabeza.—¿Agua? ¿es en serio?!Estas embarazada mujer! Necesitas alimentarte… ¿Qué tal un jugo?— preguntó y Mila asíntio—¡Eso!¡un jugo de naranja!—Ok, está bien. Que sea un jugo— confirmó Mila y Ivette se volteó a Neck para proponerle algo.—Para ti tengo un vino Trío Merlot exquisito, es de los viñedos de los Duques de Auriol, me lo obsequiaron este fin de semana cuando fui a verlos— informó la muchacha y se puso de pie para irse a la cocina.—Demen un segundo, y ensegu
¿INOPORTUNO?—No sería capaz de jugar con algo así, Ivette— dijo Neck con seriedad— Se que tú lo amabas con fervor, y también estoy seguro de lo inmaduro que fue, y que lo sigue siendo aún cuando sabe que te puede perder, y…—¡Y no le importa!— interrumpió Ivette con violencia— Antes pensaba que si le daba celos a ese estúpido, alguna vez reaccionaría y se daría cuanta que sentía cosas por mi, pero eso nunca pasó. ¡Nunca pasó! ¿Entiendes eso Neck?—¡Ivette!— trato de decir Mila para calmar a la francesa que había perdido un poco la compostura con el tema que había abierto Neck, que francamente era como abrir la caja de Pandora.—¡Ahora no me vengan a decir que ese inconsciente me ama! ¡Porque no me lo voy a creer…!—Ivette, él te quiere…— insistió Neck e Ivette comenzó a reír como una desquiciada. Neck sospecho que tal vez venir a habla con ella había sido altamente contraproducente. Quizás era mejor dejar las vías como estaba, y lo de ellos era un caso perdido. Ambos se habían hech
LA ENTRADA SORPRESALo menos que Neck, Mila, o Ivette imaginaron es que Vincent fuera tan impulsivo como para aparecerse allí, así, de sorpresa.Ivette ni siquiera noto que no había juntado bien la puerta cuando hizo pasar a sus invitados, pero lo cierto era que ahí estaba Vincent de Auriol, mirando a la mujer que amaba, con una nueva valentía; una que por supuesto había adquirido al escucharla decir que ella también lo amaba.Él la miraba, y sus ojos eran como caricias que viajaban a la muchacha, con esa penetrante mirada es como si pudiera atravesar el espacio que los separaba, y aumentar con anticipación, esas ganas casi destructivas que sentía de apretarla contra su pecho sabiéndola por fin suya. La observaba con tanta intensidad, que es como si la tocara cuatro, cinco… cien veces sin acercarse a ella.—¿Qué haces aquí Vincent?— preguntó Ivet retrocediendo dos pasos.—Estoy haciendo lo que debí hacer hecho desde que era un niño— espetó él cruzando de dos zancadas el espacio que l
LA MOTIVACIÓN DE ULISES KRONOSTan pronto salieron, Neck supo que dentro de la casa de Ivette se desataría el pandemónium, pero ya era hora que Vincent madurara, y si las cosas entre él y la mujer que amaba no podían fluir, era mucho mejor que no forzaran las cosas y permitiera que la muchacha fuera feliz con el hombre que había escogido para continuar con su vida.Era lo mínimo que Vincent podía hacer. Hablarían, si era posible un entendimiento entre ellos, todo estaría bien, de no ser así, con ese encuentro acabaría todo y cada cual seguiría su camino intentando superar al otro.Esa pequeña jugada, el papel que había desempeñado en unirlos, se le había salido de las manos, pero esperaba que la intromisión de Ulises Kronos y su modo arriesgado de hacer las cosas no terminara dañando su idea inicial, y su propósito, que no era más que cambiarle la vida a Vincent.Mila cayó rendida desde que llegaron a casa, y él fue quien se encargó de sacarle las botas despacio y deshacerse del
NO MIRÁNDOTE A LOS OJOSMientras tanto en el otro lado de la ciudad, Ivette se mantenía sin aliento y con el corazón caminándole por una cuerda floja que se tensaba a cada segundo.Se habían quedado solos, incluso Vincent la había besado otra vez, después que la familia Kronos se marchara pero ella aún no podía hablar, ni decir lo que estaba sintiendo ante aquel extraño encuentro que por supuesto no había pensado que a esas alturas ocurriría. Tampoco fue capaz de retroceder ante esa boca, que la llevaba a sentirse en una nube de algodón, como si fuera un sueño.Hacia años atrás, incluso unos pocos meses atrás por no ir tan lejos en el tiempo, hubiera dado lo que fuera porque él, su primer amor, se presentará así, a la mitad de la noche, y entre besos robados le confesará que siempre la había amado… Mil veces fantaseó con esa visita sorpresa, y la había idealizado despierta mil veces más. Lo casi cómico es que eso no había ocurrido, y ella se había terminado por resignar a
Vincent la llevó despacito por la habiatacion, hasta que los pies de Ivette chocaron con la parte posterior de la cama.Se habían dicho todo lo que pensaban, se habían reprochado y gritado los errores a la cara, pero eso no había bastado para separarlos… como si fuera suficiente… como si existiera algo lo suficientemente fuerte como para lograr separar a quien se ama.Ella con manos torpes, como si de una Virgen se tratara luchó por liberarlo de la camisa, y uno por uno los botones fueron cediendo bajo las manos ansiosas. Ella no podía creerse que por fin estuviera en los brazos del hombre al cual había amado primero, y luego lo había deseado desde que era una jovencita… así que si.., tenía tanto deseo acumulado porque él, al punto de sentir una especie de ira con el destino, por ponerlo frente a ella al fin, cuando menos lo necesitaba, pero cuando más lo quería. Los nervios de la inminente boda estaban haciéndola dudar, pues aunque deseaba tapar el Sol con un dedo, el amor que sentí
EN VEINTE AÑOSDespués de la noche que compartieron en aquel cuarto con decoración casi virginal de Ivette, Vincent estaba convencido de que esa había sido la primera noche del resto de su vida de su vida.Él fue el primero en despertar, y pasó buen rato antes que decidiera moverse. Estaba allí, absolutamente extasiado observando cómo ella descansaba, desnuda en sus brazos. La densa y lustrosa cabellera negra azabache, era como un manto negro que cubría parte de los hombros y la espalda. Ella le pareció una completa obra de arte, tanto así que prefirió no despertarla, y solo observarla perdido en ella.Ahora entendía lo que siempre había considerado una pendejada, hasta esa noche no había sentido que alguien se compenetrara a tanto con él, como para sentirse parte del mismo ser. Hasta esa noche no podía decir que había hecho el amor, cuando había sido en los brazos de su mejor amiga de toda la vida que había descubierto lo que era sentirse amado, de verdad.Muchas habían amado su