Capítulo 64 ¡Confía en mí!Después de la cena, mientras los niños jugaban con el perro, Felipe se acercó a Daniela, que estaba en la cocina limpiando los platos y ordenando la cocina.—Ha construido un buen hogar aquí para los niños. Ellos… se ven muy contentos.Ella lo miró, su expresión aún tensa.— ¿Esperabas lo contrario? ¿Acaso creías que viviéramos debajo de un puente y acudiremos a ti en busca de tu misericordia?—Daniela, podríamos hablar con calma, sin agresión —dijo Felipe, intentando sonar sereno acercándose demasiado a ella.— ¿Sobre qué tendríamos que hablar tú y yo? —preguntó, secando los platos mientras trataba de ocultar el temblor de sus manos, como resultado de sentirlo tan cerca.—Sobre lo que ha pasado. Quiero entender cómo puedo ser parte de la vida de los niños —respondió Felipe tocado su brazo, sintiendo que era el momento de explicar sus intenciones.Daniela tomó aire y lo expulso, él estaba muy cerca, podía sentir su respiración, quito la mano de Felipe de su
Capítulo 65 Varios malentendidos Al siguiente día, Daniela no sintió la misma emoción de asistir a su empleo que experimentaba a diario. En primer lugar, estaba la presencia de Felipe, y en segundo lugar, tenía sobre sí la amenaza recibida de Emma, su compañera de trabajo.Desde que comenzó a trabajar en el hotel, Daniela no entendía por qué esa mujer había buscado formas de amargarle la vida. Según Enma tenía fotos comprometedoras de Daniela y un huésped, y la amenazó con denunciarla ante sus jefes, eso la lleno de ansiedad y desconfianza.Podía encontrarse a Enma en cualquier momento, con su sonrisa socarrona, y la angustia le recorría el cuerpo, sabía que ella disfrutaba torturándola, preguntándose si esa sería la jornada en la que toda la tranquilidad que había alcanzado se desmoronaría.El día anterior, Emma la había seguido para advertirle que tenía fotos en su poder, de ella con un huésped en actitudes íntimas. Enseguida comprendió que había sido Felipe el hombre que la acompa
Capítulo 66 ¡Déjame en paz!—No es mi idea agravar la situación de Daniela, sobre todo ante su jefe. Solo estoy tratando de explicar que no hay nada indebido en nuestra relación—le dijo Felipe, manteniendo un tono sereno, aunque su mirada era firme y con esas palabras quiso dar un mensaje a este hombre. Nada indebido, pero sí hay algo.—Quizás esta no es la forma. No necesitamos hablar aquí delante de otras personas. Vayamos a mi oficina —respondió el Gerente, tratando de controlar su creciente irritación y no dejar que todo empeorara discutiendo en las estancias del hotel.Observó la preocupación en Daniela. Sabía que estaba así porque los 4 niños dependían del ingreso que obtenía en el hotel. Si hay algo de lo que estaba plenamente seguro es que ella jamás pondría el sustento de los niños en peligro.—No te preocupes, Dani, esto se aclarará —agregó el gerente confortándola, utilizando el diminutivo con una familiaridad que hizo que la expresión de Felipe reflejara una furia incontro
Capítulo 67 Tus disculpas no tienen ningún valorLa jefa de servicio los detuvo.—Un momento, ella no se puede retirar. Eso de las fotos no es todo lo que ha ocurrido. ¿Qué sucede con lo que pasó en la recepción? Señor, ese escándalo de hace unos minutos llamó la atención de empleados y huéspedes. Si se deja pasar, se repetirá en el futuro con cualquier otro empleado —exigió, su tono firme y autoritario—. Son dos problemas distintos: lo de las fotos y lo sucedido en la recepción.Felipe se detuvo, avergonzado, sintiendo el peso de la situación.—Eso también fue mi culpa. Acababa de recibir una noticia de mi madre no muy buena. Arremetí contra Daniela. Lo lamento mucho. Estoy muy arrepentido. Si investigan bien, verán que fui yo quien llegó a su lugar de trabajo, y ella trató de calmar la situación. Yo… le aseguro que no volverá a pasar.La jefa de servicio lo observó, y aunque su expresión seguía sería, había un destello de comprensión en sus ojos.—Es que esto no puede quedar así —di
Capítulo 68 Una mujer de apariencia ordinariaLa llegada de Emma interrumpió sus pensamientos. Tenía que ser hoy que también encontrara a Emma. ¿Es que este día va a seguir así?— ¿No te despidieron? ¿Qué haces aquí todavía? Te vi dirigiéndote a la oficina del señor Rojas. ¿Por qué sigues aquí? —preguntó Emma, con un tono desafiante.—Eso te gustaría, ¿verdad? Que me despidieran. Pero te vas a quedar con las ganas, Emma. ¿Por qué me odias tanto?— ¿No lo sabes? Tengo más tiempo que tú aquí, y ya te han dado ascensos y aumentos de salario. ¿Qué derecho tienes de pasar por encima de mí? —respondió Emma, con rencor acumulado.—Quizás si te esforzaras en hacer mejor tu trabajo en vez de hacérselo pasar mal a tus compañeros, ascenderías por mérito propio —replicó, manteniendo la mirada firme.Emma sonrió con desdén.—Eso no es cierto. ¿Crees que estás aquí gracias al gerente? Piensas que no he visto cómo te mira. Él cree que lo disimula muy bien, pero lo he notado. Eres su consentida, y pr
Capítulo 69 ¿Qué hace aquí?Daniela llegó a la casa donde vivía con sus hermanos. Al salir del hotel, miró hacia todos lados, esperando ver a Felipe. Al no verlo, rápidamente se dirigió a la parada del autobús y se fue. El día había sido pesado, pero por suerte había terminado.Al abrir la puerta, el bullicio de risas infantiles y el ladrido del perrito Lilo la recibió cálidamente. Sonrió alegremente al escuchar el sonido de la felicidad. Para su asombro, en la sala encontró al señor Rojas conversando amigablemente con Teresa.Los cuatro niños, incluyendo a Renata, jugaban en el suelo, rodeados de juguetes esparcidos, mientras los dos hijos del señor Rojas, una niña de la misma edad que las gemelas y un niño que parecía tener la misma edad que Fabián, se unían a la diversión. Lilo iba correteando alegremente de un niño a otro. La escena era conmovedora y familiar, un pequeño oasis de felicidad en medio de sus preocupaciones.El señor Rojas, con una sonrisa en el rostro, levantó la vis
Capítulo 70 No soporto ver hombres cerca de tiDaniela cerró los ojos y se masajeó las sienes. Se preguntó si podía fingir un desmayo para no estar consciente de este momento tan bochornoso.Emitió un sonido de rabia, mientras observaba la furia en los ojos de Felipe—. No sé qué tiene que ver contigo quién me visite.—Lo único que busco es proteger a los niños de personas extrañas. Mucho más ahora que se conocen quiénes son —replicó él, airado, apretando las manos contra los costados con tanta fuerza, que casi se le transparentaban los huesos de los nudillos.A Daniela le irritaba su tono autoritario; la trataba como si fuera una empleada o una subordinada.—El señor Rojas no es ningún extraño, es un amigo, —le informó a Felipe, luego se giró hacia Alfonso Rojas y muy apenada le solicitó.—Señor Rojas, lamento esta escena. ¿Podría dejarme hablar con el señor Ortiz? —preguntó Daniela, sintiéndose segura de lo que debía hacer. -- Yo necesito aclarar algo con el señor Ortiz.—está bien D
Capítulo 71¿Volverás conmigo a la ciudad?Ella lo miró, sorprendida. Las palabras lo cambiaron todo. Se sintió vulnerable, y por un instante, el mundo exterior se desvaneció.—Felipe… —comenzó, pero él la interrumpió con un beso cálido.Sus lenguas se encontraron, explorándose con deseo. El contacto fue intenso, un baile cadencioso y apasionado. La suavidad de sus lenguas se entrelazaba, creando un ritmo que parecía sincronizar sus corazones.El beso se tornó más profundo, más urgente. Felipe la sostuvo con firmeza, como si temiera que pudiera apartarse. Daniela se perdió en la dulzura del momento, entregándose a la sensación, dejando que la calidez y el sabor de él la embriagaran. En ese momento no existía nada más donde solo ellos dos.Finalmente, se separaron acalorados, sus brazos aun la sostenían cerca de él, sus labios rozándose, y sus miradas se encontraron, llenas de complicidad y deseo.— ¡Eres exquisita! ¡Toda tú eres exquisita! ¡Tu sabor es exquisito! Siento que podría sabo