Capítulo 56 No hay que desperdiciar esta oportunidadMateo estaba al borde de la desesperación. Acostado en un viejo sillón en el salón de su pequeño apartamento, que compartía con su madre, contenía la explosiva reacción de rabia que amenazaba con salir a flote.Su respiración era irregular, sus manos temblaban, y su mente no dejaba de dar vueltas. Había apostado todo a que convencería a Daniela de ayudarlo, como tantas veces en el pasado.—No puedo dejar que esta oportunidad se me escape. —murmuró para sí mismo, apretando los puños.Desde el principio, se había negado a dejarse arrastrar por el drama de Daniela y los hijos ilegítimos de su madre, pero nunca rompió por completo el contacto. Ella siempre había sido su salvavidas. La había manipulado para que lo apoyara económicamente, incluso convenciéndola de sacar un crédito estudiantil a su nombre, con la promesa vacía de que él lo pagaría. Daniela, con su corazón ingenuo, había caído en todas sus trampas. Y ahora, por primera vez,
Capítulo 57 ¿Me ayudarás? Daniela se sentía más tranquila. La brisa marina que entraba por la ventana del automóvil acariciaba su rostro. A lo lejos, el mar brillaba bajo el sol, y el sonido de las olas se mezclaba con las risas de los niños. La emoción era palpable en el aire, y cada kilómetro recorrido los acercaba más a una nueva vida.A medida que avanzaban, el aire salado del mar entraba en el vehículo, llenando los pulmones de Daniela con la frescura de un nuevo comienzo. El paisaje de la costa se desplegaba ante ellos: palmeras que danzaban al ritmo del viento, casas de colores vibrantes y turistas disfrutando del sol. Este pueblo turístico prometía muchas aventuras y nuevas amistades.— ¡Mira, Dani! —gritó Ángela, apuntando emocionada hacia el horizonte—. ¡Allá se ve el mar!Los ojos de Daniela se iluminaban al ver la admiración en el rostro de los niños. En el asiento trasero del vehículo, los tres niños grandes compartían la misma alegría, sus risas resonando en el automóv
Capítulo 58 Decidido a aclarar las cosasEl vehículo de Elisa terminó el recorrido. Al llegar, Daniela observó una casa encantadora, rodeada de flores coloridas que parecían bailar al ritmo del viento. Nada más al verla, sintió una oleada de alivio.Mientras Elisa estacionaba su vehículo, notó cómo un grupo de niños jugaba cerca de allí, riendo y corriendo, ajenos a las preocupaciones del mundo.Cuando bajó del automóvil, la puerta de la casa se abrió de golpe. Una mujer de unos cincuenta años salió corriendo, su rostro iluminado por una sonrisa cálida. Llevaba un vestido floral con tirantes que parecía reflejar la alegría del día.— ¡Madrina! —exclamó Elisa, su amiga, mientras avanzaba hacia la mujer—. ¡Ella es mi amiga Daniela y sus hermanitos!La mujer se detuvo, mirando a Daniela con una amplia sonrisa.— ¡Encantada de conocerte, querida! —dijo con una voz melodiosa—. Soy Teresa, la madrina de Elisa, pero hoy seré tu madrina también. ¡Bienvenida!Daniela sintió que la tensión en su
Capítulo 59 Aquí es donde te escondesEl sonido del despertador rompió el silencio de la mañana, y Daniela se levantó rápidamente. Se aseguró de que Renata seguía dormida, Miro la hora. Tenía el tiempo justo para llevar los niños a la escuela e ir directo a su empleo. Midiendo el tiempo, fue al baño, se vistió, salió, preparó el desayuno para todos y lo coloco en la mesa, con un poco de suerte, lograría que todos estuvieran listos a tiempo.— ¡Vamos, chicos! —gritó, mientras los pequeños corrían por la casa, abrumados por la emoción del nuevo día. Manuela, ayudaba a Ángela a atarse los zapatos, mientras Fabián buscaba sus mochilas y las colocaba en un mueble de la sala.La madrina Teresa sostenía en sus brazos a Renata, mientras observaba todo el alboroto, sonriendo feliz. Ya estaba acostumbrada a ese desorden matutino y le encantaba. Su vida era ahora más feliz, con todos esos ángeles que vinieron a vivir en su casa. Ya no le temía a levantarse en las mañana, ni a la rutina, cada dí
Capítulo 60 ¡No huyas!Daniela respiró hondo antes de abrir la puerta del baño. Su mente estaba en un torbellino, llena de preguntas y emociones contradictorias. Había estado tratando de evitar a Felipe, pero ahora, al salir, no podía ignorar la realidad: se enfrentaría cara a cara con el hombre del que había huido y transformó su vida, de una manera tan intensa y compleja.Cuando cruzó el umbral de la puerta del baño, su mirada se encontró con la de Felipe, que estaba allí, de pe. Su corazón se detuvo por un momento. La familiaridad de su rostro, la intensidad de su mirada, todo en él, la hizo sentir vulnerable. Sin saber cómo reaccionar, intentó pasar de largo, ignorándolo.—Daniela, espera. No puedes simplemente ignorarme —dijo Felipe, con una expresión amenazante.Ella se detuvo, sorprendida, con el corazón acelerado. La intensidad de su agarre la hizo sentir atrapada, y la incomodidad de la situación se hizo aún más evidente. Hace seis meses compitieron momentos muy íntimos, estu
Capítulo 61 ¿Qué él hace aquí?Felipe estaba impaciente, hoy había faltado a las juntas y reuniones con los empresarios de la cadena hotelera. Inevitablemente, tuvo que enviar a los abogados, aunque sabía que esto ofendería a los empresarios, él se había pasado el día haciendo turnos con su asistente para no dejar que Daniela se escapara de nuevo.No podía dejar que volviera a huir. La mujer tenía una cualidad impresionante para desaparecer con 4 niños y un perro sin que nadie supiera dónde estaba.La espero sentado en su vehículo fuera del hotel, su corazón palpitaba con anticipación. Su auto, conducido por Ernesto, estaba estacionado frente al hotel, listo para llevarlo a donde fuera necesario.Cuando Daniela finalmente apareció, Felipe contuvo la respiración. La vio detenerse y el bajo el vidrio de la ventana del auto para que lo pudiera ver. Ella, en lugar de acercarse, giró sobre sus talones y comenzó a caminar en la dirección opuesta. Un nudo se formó en su estómago. Sabía por s
Capítulo 62 Hermano mayorA Felipe nunca le había gustado dar explicaciones. Se había acostumbrado a dar órdenes, y estar en este momento en la posición de tener que justificar su conducta le molestaba. Por esa razón contraataco— ¿Por qué te hiciste pasar por tu madre? Ella fue la amante de mi padre. No pretendías que la recibiera con abrazos y sonrisas —dijo, con un tono de indignación.—No quise decir eso —respondió Daniela, con la voz temblando—. Pero buscar la venganza de esa manera… Vender el único hogar que han conocido mis hermanos. ¿Por qué ensañarse con ellos?De reojo, Felipe pudo ver cómo los hombres que pasaban miraban a la exquisita mujer. Su estatura, su cuerpo curvilíneo y hasta su trasero llamaban mucho la atención. Sintió una gran furia brotar en su interior.—Vámonos, hablaremos en el camino hasta tu casa. ¡Ya te dije que quiero ver a los niños! Me cansé de dar explicaciones —afirmó, con determinación.Agarra su brazo y la llevó con él hasta el vehículo. Abrió la pu
Capítulo 63 ¡Te extrañamos tanto! Al terminar de hablar con Daniela, Felipe se bajó del automóvil. Un poco más allá, como la primera vez que los vio, los tres niños jugaban en el jardín con el perrito. Sus ropas estaban un poco sucias, probablemente por sus juegos, aunque sus rostros estaban llenos de alegría. Una mujer madura los observaba, sentada con Renata en sus piernas.De inmediato, se sintió culpable por lo que había pensado al verlos en la casa del ama de llaves. Creyó que la madre no se ocupaba de sus ropas ni de ellos. Lo atribuyó a su falta de experiencia con los niños; Incluso en su infancia, nunca supo lo que era estar sucio por jugar en el jardín. Por lo general, sus juegos eran en su habitación.Ahora comprendió que era inevitable que unos niños de esa edad se ensuciaran al jugar. Se detuvo un largo rato contemplándolos. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro. Se dio cuenta de cuánto los había extrañado, especialmente a las niñas.Daniela se bajó del vehículo, enoj