Capítulo 54 Los encontraré Daniela abrió los ojos. Desde que murió su mamá, no se había sentido tan descansada como ahora. Se levantó y se dirigió a la habitación donde estaban los niños, contemplándolos desde la puerta abierta. Por ellos, todo valía la pena; su felicidad y su bienestar eran su prioridad. Hizo planes en su mente: lo primero era darle alimento a Renata, que pronto se despertaría. Elisa aún no había regresado de la calle, y todavía era temprano por la mañana.Mientras pensaba en lo que debía hacer, escuchó un llamado de una de las niñas desde la cama. Reconoció la voz de Ángela.— ¿Qué pasa, cariño? —preguntó, acercándose a la cama.— ¿Tienes hambre? Ya voy a hacer la comida. Déjame ver qué ingredientes hay en la cocina.—Dani, lo siento —dijo Ángela, con un tono de preocupación—. Manuela y yo llamamos a Felipe.— ¿Qué dices, Ángela? —preguntó Daniela, sintiendo un sobresalto.—Solo queríamos decirle que estábamos bien y que no se asustara —respondió la niña, a punto d
Capítulo 55 ¡Averigua donde están ellos!Felipe entró a su despacho, sintiéndose abrumado por una sensación de vacío. Durante el día espero una nueva llamada de las niñas, pero no fue así.Se dirigió a la barra y se sirvió una copa de brandy, buscando consuelo en el calor del licor. Con la copa en la mano, se quedó allí, sumido en sus pensamientos, mirando al vacío como si en él pudiera encontrar respuestas.Tomó un trago de un solo golpe, sintiendo cómo el ardor del alcohol se desvanecía rápidamente, dejando solo desorden en su mente.Imágenes de Daniela empezaron a circular por su mente. El deseo que le inspiraba. Se preguntó a sí mismo desde cuándo su vida se había convertido en este desastre. No entendía cómo habían llegado a este punto, y la angustia le apretó el pecho, como una mano fría que le robaba el aliento. Se pasó la mano por el rostro, como si intentara borrar las imágenes que lo atormentaban.— ¿Quién eres? —murmuró, sintiendo una mezcla de duda y frustración—. Los niño
Capítulo 56 No hay que desperdiciar esta oportunidadMateo estaba al borde de la desesperación. Acostado en un viejo sillón en el salón de su pequeño apartamento, que compartía con su madre, contenía la explosiva reacción de rabia que amenazaba con salir a flote.Su respiración era irregular, sus manos temblaban, y su mente no dejaba de dar vueltas. Había apostado todo a que convencería a Daniela de ayudarlo, como tantas veces en el pasado.—No puedo dejar que esta oportunidad se me escape. —murmuró para sí mismo, apretando los puños.Desde el principio, se había negado a dejarse arrastrar por el drama de Daniela y los hijos ilegítimos de su madre, pero nunca rompió por completo el contacto. Ella siempre había sido su salvavidas. La había manipulado para que lo apoyara económicamente, incluso convenciéndola de sacar un crédito estudiantil a su nombre, con la promesa vacía de que él lo pagaría. Daniela, con su corazón ingenuo, había caído en todas sus trampas. Y ahora, por primera vez,
Capítulo 57 ¿Me ayudarás? Daniela se sentía más tranquila. La brisa marina que entraba por la ventana del automóvil acariciaba su rostro. A lo lejos, el mar brillaba bajo el sol, y el sonido de las olas se mezclaba con las risas de los niños. La emoción era palpable en el aire, y cada kilómetro recorrido los acercaba más a una nueva vida.A medida que avanzaban, el aire salado del mar entraba en el vehículo, llenando los pulmones de Daniela con la frescura de un nuevo comienzo. El paisaje de la costa se desplegaba ante ellos: palmeras que danzaban al ritmo del viento, casas de colores vibrantes y turistas disfrutando del sol. Este pueblo turístico prometía muchas aventuras y nuevas amistades.— ¡Mira, Dani! —gritó Ángela, apuntando emocionada hacia el horizonte—. ¡Allá se ve el mar!Los ojos de Daniela se iluminaban al ver la admiración en el rostro de los niños. En el asiento trasero del vehículo, los tres niños grandes compartían la misma alegría, sus risas resonando en el automóv
Capítulo 58 Decidido a aclarar las cosasEl vehículo de Elisa terminó el recorrido. Al llegar, Daniela observó una casa encantadora, rodeada de flores coloridas que parecían bailar al ritmo del viento. Nada más al verla, sintió una oleada de alivio.Mientras Elisa estacionaba su vehículo, notó cómo un grupo de niños jugaba cerca de allí, riendo y corriendo, ajenos a las preocupaciones del mundo.Cuando bajó del automóvil, la puerta de la casa se abrió de golpe. Una mujer de unos cincuenta años salió corriendo, su rostro iluminado por una sonrisa cálida. Llevaba un vestido floral con tirantes que parecía reflejar la alegría del día.— ¡Madrina! —exclamó Elisa, su amiga, mientras avanzaba hacia la mujer—. ¡Ella es mi amiga Daniela y sus hermanitos!La mujer se detuvo, mirando a Daniela con una amplia sonrisa.— ¡Encantada de conocerte, querida! —dijo con una voz melodiosa—. Soy Teresa, la madrina de Elisa, pero hoy seré tu madrina también. ¡Bienvenida!Daniela sintió que la tensión en su
Capítulo 59 Aquí es donde te escondesEl sonido del despertador rompió el silencio de la mañana, y Daniela se levantó rápidamente. Se aseguró de que Renata seguía dormida, Miro la hora. Tenía el tiempo justo para llevar los niños a la escuela e ir directo a su empleo. Midiendo el tiempo, fue al baño, se vistió, salió, preparó el desayuno para todos y lo coloco en la mesa, con un poco de suerte, lograría que todos estuvieran listos a tiempo.— ¡Vamos, chicos! —gritó, mientras los pequeños corrían por la casa, abrumados por la emoción del nuevo día. Manuela, ayudaba a Ángela a atarse los zapatos, mientras Fabián buscaba sus mochilas y las colocaba en un mueble de la sala.La madrina Teresa sostenía en sus brazos a Renata, mientras observaba todo el alboroto, sonriendo feliz. Ya estaba acostumbrada a ese desorden matutino y le encantaba. Su vida era ahora más feliz, con todos esos ángeles que vinieron a vivir en su casa. Ya no le temía a levantarse en las mañana, ni a la rutina, cada dí
Capítulo 60 ¡No huyas!Daniela respiró hondo antes de abrir la puerta del baño. Su mente estaba en un torbellino, llena de preguntas y emociones contradictorias. Había estado tratando de evitar a Felipe, pero ahora, al salir, no podía ignorar la realidad: se enfrentaría cara a cara con el hombre del que había huido y transformó su vida, de una manera tan intensa y compleja.Cuando cruzó el umbral de la puerta del baño, su mirada se encontró con la de Felipe, que estaba allí, de pe. Su corazón se detuvo por un momento. La familiaridad de su rostro, la intensidad de su mirada, todo en él, la hizo sentir vulnerable. Sin saber cómo reaccionar, intentó pasar de largo, ignorándolo.—Daniela, espera. No puedes simplemente ignorarme —dijo Felipe, con una expresión amenazante.Ella se detuvo, sorprendida, con el corazón acelerado. La intensidad de su agarre la hizo sentir atrapada, y la incomodidad de la situación se hizo aún más evidente. Hace seis meses compitieron momentos muy íntimos, estu
Capítulo 61 ¿Qué él hace aquí?Felipe estaba impaciente, hoy había faltado a las juntas y reuniones con los empresarios de la cadena hotelera. Inevitablemente, tuvo que enviar a los abogados, aunque sabía que esto ofendería a los empresarios, él se había pasado el día haciendo turnos con su asistente para no dejar que Daniela se escapara de nuevo.No podía dejar que volviera a huir. La mujer tenía una cualidad impresionante para desaparecer con 4 niños y un perro sin que nadie supiera dónde estaba.La espero sentado en su vehículo fuera del hotel, su corazón palpitaba con anticipación. Su auto, conducido por Ernesto, estaba estacionado frente al hotel, listo para llevarlo a donde fuera necesario.Cuando Daniela finalmente apareció, Felipe contuvo la respiración. La vio detenerse y el bajo el vidrio de la ventana del auto para que lo pudiera ver. Ella, en lugar de acercarse, giró sobre sus talones y comenzó a caminar en la dirección opuesta. Un nudo se formó en su estómago. Sabía por s