IMAGINE DRAGONS -BURN OUT-
Le comenté a Brody cómo me iba en la búsqueda del trabajo que quería. Los dos estábamos arreglando su camioneta. Él me enseñaba cómo y yo trataba de entender, pero lo que mejor hacía era alcanzarle las herramientas que necesitaba.
Él me dijo que podría ser un ayudante en el taller donde trabajaba. Siempre buscaban personal porque a su jefe jamás le parecían competentes algunos chicos y tampoco contrataba chicas porque resultaba en un lío de faldas, según palabras exactas que mi tutor recitó de otras tantas que decía su jefe.
Podría haberle dicho que sí, el problema era que seguía con la idea de encontrar algo por mí mismo, aparte de que mantenía la esperanza de que aparecería un restaurante que necesitara un ayudante de cocina o lavaplatos. Mantenía una ilusión, la primera que tuve en esta nueva vida que estoy haciendo.
Me mantuve firme ante la idea de seguir buscando lo que quería. No era nada malo tener ambición, tampoco l
Imagine Dragons - Amsterdam Me atreví a dejar el diario de oscuridad un año entero. He pasado casi todo el tiempo ocupándome de la casa que ahora llamo hogar. Solo puedo decir que estoy orgulloso de que mis costuras antes chuecas y para nada resistentes se convirtieran de repente en líneas rectas y fuertes, pero no vuelvo a intentar tejer nunca en mi vida. Casi termino sin un ojo por culpa de una de esas agujas asesinas y tan gruesas como el dedo de una mano. Mejoré en la cocina hasta el punto de casi parecer profesional, pero esa mejora es más por mi obsesión de querer hacerlo bien. Si una comida en especial me sale mal, paso una semana entera Otras cosas útiles que hice fueron arreglar el techo de la casa —Brody tiene terror a las alturas y me tocó hacer esa parte porque además no teníamos mucho presupuesto para pagarle a un profesional—, mejoré el jardín con ayuda de Brody, redecoré mi cuarto hasta estar conformo con lo que veía e hice
En estos días me he estado escondiendo y analizando mejor sus ataques, por qué lo hacen, cómo y cuánto de seguro me puedo sentir si me entrego a sus delirios de chics malos. Hasta ahora no veo peligroso el dejarme atrapar y así resolver este asunto de la bienvenida de una vez por todas. Tal vez deba pasar más tiempo pensando porque todavía no me siento seguro de nada. Puedo mantener mi cuerpo intacto por al menos un mes, siempre y cuando esté alerta y salga corriendo de las clases y la escuela e intente no cruzarme con ellos. No es un plan bueno, pero viví toda mi vida bajo la amenaza de muerte, entonces, huir de dos locos adolescentes no es gran cosa y hasta puede ser un poco entretenido jugar al gato y al ratón. Parece que no puedo dejar atrás la necesidad de supervivencia y puede que también me haga retroceder en otras cosas, pero solo necesito entender mejor a lo que enfrento y no tengo más opción que estudiar a esos dos demonios. Mi prioridad era
BIENVENIDOSEn este diario se tratan temas fuertes que podrían impresionar demasiado a aquellos que son sensibles. Si eres de esas personas, por favor te pido que pases a otro libro menos oscuro, de no ser así, quédate y disfruta de la lectura.No hay descripciones muy explicitas. Es un diario ficticio sin relación alguna con una persona humana en concreto (porque dudo mucho que un ser humano quede cuerdo luego de soportar todo esto), y porque me encanta explorar cuánto puede narrarse a partir de una mente ficticia.El hecho de que el protagonista sea gay no significa que esté dando un mensaje negativo. Esta novela, como todas las de mi autoría, no se basarán en el descubrimiento o desarrollo de una sexualidad.¿Por qué narrar de forma tan cruda?Este diario en un principio fue un libro, pero no me parec&iacut
Imagine Dragons -Nothing Left To Say- La doctora Payne sugirió que dejara mis crisis humanas en un cuaderno. Significa contar mi vida bajo el control de esos dos demonios que tuve por familia; reconocer mis desvíos mentales; expresar la miseria que perturba mi mente en palabras. ¿Qué sentido tiene vomitar en letras todo lo que me pasó? Si de algo estoy seguro es que no se puede arreglar a una persona que ha estado quince años de su maldita vida viendo situaciones que no debería ver, haciendo cosas que no debería hacer, y actuando como alguien que adora convivir con el sadismo. Soy como una maldita botella de vidrio que arrojan contra una pared. Todo el mundo se aleja, huyen de los pedazos afilados que vuelan hacia cualquier rincón y evitan los trozos desparramados que hay en el suelo porque acabarán lastimados al mínimo descuido. No hay más que decir: soy una m****a letal e inservible. No me siento
Melanie Martinez - Milk and Cookies. Contuve la risa cuando la doctora Payne habló de la infancia. Ella dijo que es la etapa más importante en la vida de un humano porque son los vestigios que el adulto tendrá. Un tiempo de desarrollo en todo sentido. Todo eso de que el niño debería vivir una infancia plena, completar etapas, desarrollarse emocional y cognitivamente, y qué se yo, me obligó a morder mi lengua para no soltar risotadas fuera de lugar. La última vez que toqué el tema “mi infancia”, mi terapeuta prestó mucha atención —que me vio como un loco— a los gestos que hacía, las cosas que decía y ahora me doy cuenta de que me concentré más en su reacción que en lo que salía de mi boca. Tal vez, por prestarle más atención a ella, olvidé restringir algo de información y no me di cuenta, ni me saltó en el radar de peligro cuando ella hacía anotaciones en su libreta o indagaba sobre algo en particular. Por treinta minutos le hablé cómo
Falling in reverse -i don´t mind- La canción que escucho no tiene una letra que hable sobre algo asociado a mí, pero el ritmo es grandioso y de algún modo imagino que puedo escribir mientras siento que estoy cayendo por un precipicio y veo mi vida pasar ante mis ojos con ese ritmo bajo. Cuando descubrí a mi banda favorita hubo un antes y un después en mi vida, como todo el que de repente siente que una canción fue escrita para definirlo y la escucha hasta que la odia. Puede que ahora me jacte de haber logrado salir del agujero en el que existía, pero eso no quita que durante cierto tiempo y sin darme cuenta o haciéndome el ciego, más bien, viví una vida de monstruo que hacía monstruosidades. Todo más o menos pasó cuando tenía diez años. Ya era un experto en artes marciales, los monstruos me habían enseñado el negocio detrás del gimnasio, y ya tenía suficiente experiencia lidiando con la m****a en mi pocilga. Me daba rabia, ya no triste
Starset -Unbecoming- La doctora Payne me comentó que los chicos son esponjas que absorben las manías, enseñanzas, prácticas, de sus padres. Dice que hay cierta edad —no digo cuál es porque apenas si escuchaba— en la que el niño es un loro y un mimo a la vez: nunca para de repetir palabras y acciones. Eso me recordó cuando Miles y Maxwell me llevaron a una reunión extraña. Tenía quizás unos once años, doce tal vez. Ellos me dijeron que si no asistía me enviarían de nuevo a un pedófilo como niñero así que decidí seguirles la corriente porque no tenía ganas de luchar contra alguien ni sobrevivir. Había momentos en los que me entregaba, tengo que admitirlo. Quería luchar, tenía la determinación, pero no la fuerza y sin fuerza poco se puede hacer, sobre todo cuando hay dos monstruos que en serio podrían matarme si se lo proponían con más ganas o bien se les rompía la neurona del buen juicio, que ya la tenían desviada, por cierto. Fueron dos horas
Starset -perfect machine- Un día que estaba con Brody arreglando el jardín trasero de la casa, ninguno de los dos hablaba, solo sonaba una canción de las que le gustan a mi tutor. Esa tarde no sentí necesidad de pasar mi tiempo descargando la ira residual en ejercicios que me dejaran sin fuerzas para respirar, tampoco tenía ganas de salir a correr para no pensar en nada más que las canciones de mi banda favorita Con el recuerdo de ese día de paz, intento que la miseria fluya de mi mente a mis manos para poder embarrar el cuaderno. Como Brody quería plantar un árbol tuvimos que hacer un agujero medianamente hondo en el jardín. Al ver ese hueco vacío, las pequeñas raíces sobresaliendo por los costados de la tierra, y los insectos que de vez en cuando aparecían; se me vino a la cabeza la vez que cavé mi propia tumba. Todo empezó cuando el viejo y el tío se enteraron de mi “amistad” con el hijo de los Romano. Yo no tenía idea de quién era cuando