Se levantó asustado de un salto, agarró el celular y empezó a llamar a las personas necesarias para asegurarse de no verse involucrado en el escándalo de Félix.Esa misma tarde, justo al cierre de la bolsa, las acciones del Grupo Yulia, que habían estado cayendo día a día sin parar, de repente se dispararon y alcanzaron el límite máximo de subida.A las 5:30 p.m., el sitio web del Grupo Yulia publicó un inesperado comunicado anunciando avances importantes en su proyecto de colaboración con el Grupo Horizante sobre la nube.Esto quería decir que, al día siguiente, las acciones del Grupo Yulia seguramente seguirían subiendo con fuerza.Cuando Ramón vio la noticia de la recuperación del Grupo Yulia, pensó furioso en las acciones que había vendido y sintió cómo la frustración lo golpeaba de lleno. Casi se desmaya del coraje.Miró a Noelia y le preguntó:—¿Félix es el cuñado de Mateo?Noelia afirmó seria:—Sí.Ramón no era ningún tonto. Tras pensarlo por un momento, se dio cuenta de que to
Esa noche, cuando Marina llegó a casa después del trabajo, Diego le contó lo que había pasado con Victor y Yolanda.—No sé bien en realidad qué pasó. Víctor ha estado tratando de manejar todo, pero hace un par de días llevaron a su mamá de emergencia al hospital. Los médicos ya dijeron que está en estado muy grave.La expresión de Marina cambió de forma drástica; su rostro reflejaba seriedad.—¿Crees que Yolanda tenga algo que ver con lo de la mamá de Victor? ¿Hubo acaso, algún problema entre ellas?Diego afirmó, aunque con calma.—Parece que sí, pero no sabremos con certeza hasta que Yolanda nos llame.Aunque la situación preocupaba demasiado a Marina, sabía que no podía hacer nada más que esperar a que Yolanda la contactara.Se fue directo a ducharse, mientras pensaba que, al menos en la empresa, las cosas comenzaban a avanzar según todo lo planeado. Esa noche, por fin tendría un poco de tiempo para poner al día otro tipo de asuntos.Después de bañarse, se dirigió a su oficina y llam
Marina se detuvo por un momento y levantó curioso la vista hacia las escaleras empinadas. Sacó un pañuelo del bolsillo y se limpió cansado el sudor de la frente.Diego abrió una botella de agua, tomó un sorbo y luego se la pasó a Marina.—Nunca había venido aquí —comentó Diego, mirando extasiado hacia la cima.Ambos bebieron un poco de agua y, después de un breve descanso, retomaron entusiastas el ascenso. Finalmente, llegaron a la cima.Frente a ellos se alzaba la antigua iglesia, imponente y cargada con la historia de cientos de años. Al entrar, Marina y Diego se inclinaron con fervor en oración, profundamente concentrados. Sus corazones solo pedían una cosa: que su hija estuviera a salvo....Al salir de la iglesia, comenzaron a bajar precavidos la montaña para regresar. El sol empezaba a descender poco a poco en el horizonte cuando Diego recibió una inesperada llamada de Daniel.—Jefe, encontramos al hombre en Monteluz.Diego apretó el volante con fuerza, sus ojos reflejaban una co
Ya entrada la noche, Fernando le mandó un mensaje a Marina para preguntarle si tenía un momento libre. Esperó su respuesta antes de llamarla para hablar de Félix.—Esta vez, fue Félix quien convenció a Emiliano para prenderle fuego a la casa. Según él, lo hizo por un viejo amigo de la universidad, el jefe de Nexora Solutions, para vengarse, y asegura que Mateo no tiene nada que ver con esto.Marina respondió con un tono sombrío:—Sandra, al final, es la esposa de Mateo y tiene una muy buena relación con Félix. No creo que Félix quiera involucrar a Mateo en esto.Fernando asintió, aunque sabía que, sin pruebas, no podían hacer nada contra el verdadero culpable. Luego añadió:—Escuché que la abuela de Félix fue a la casa de Mateo a armar un escándalo.Marina, con una pizca de ironía en su voz, comentó:—Pues bien, Mateo estaba demasiado tranquilo. Ahora tendrá algo que hacer. Y seguro que los Zárate deben estar arrepentidos de habernos vendido esas acciones.Fernando miró la invitación q
Marina apretó el botón para contestar la llamada casi sin pensar.Del otro lado, la voz de Renato sonó baja, cargada de preocupación:—Señora, ya atrapamos al tipo, pero... en la habitación no encontramos a la señorita Yulia. Él se niega a dar cualquier información.El corazón de Marina dio un respingo tan fuerte que por un instante le cortó la respiración. Un destello de angustia pasó por sus ojos, pero se obligó a mantener la calma.—Sigan presionándolo. Tienen que sacarle algo, cualquier cosa que pueda indicar algo sobre el paradero de Yulia.—Entendido.Renato colgó la llamada, pero enseguida marcó otro número. No quería que Marina supiera todo lo que estaba pasando.—Jefe, este tipo es duro como una roca. Hemos intentado de todo y no suelta nada.La mirada de Diego se oscureció al otro lado de la línea.—Llévalo a Estelaria, hazlo sin que sospeche nada.Renato entendió de inmediato y asintió.Tras cortar, Diego, preocupado por Marina, decidió llamarla por videollamada para asegura
Margarita miró a Daniel, quien suplicante estaba detrás de los familiares.—Señor Daniel, ¿me podría prestar usted su auto?Daniel asintió sin dudar. Margarita pidió rápidamente a sus familiares que la ayudaran a subir a su abuelo al auto, y enseguida arrancaron hacia el hospital a toda velocidad.En el camino, Daniel llamó al hospital para avisar de la emergencia y coordinar la llegada. Cuando llegaron, ya los estaban esperando médicos y enfermeras en la entrada. De inmediato, trasladaron al abuelo a una camilla y lo llevaron a urgencias.Margarita, con la mano aferrada a la de Verónica, luchaba por mantenerse de pie. Sus ojos reflejaban una mezcla de miedo y desesperación. Más el tiempo parecía eterno, hasta que finalmente la puerta de urgencias se abrió. Un médico salió y se dirigió a los familiares.—El señor ya está fuera de peligro, pero encontramos un tumor en el cerebro tras hacerle una tomografía. Dado su edad, operarlo es muy riesgoso, y aquí no podemos realizar esa cirugía.
—Diego, yo me voy a la oficina.Marina, con el bolso en la mano, se acercó a Diego, que esa mañana estaba en el jardín alimentando al patito que vivía allí.—Ok —respondió Diego, girando la cabeza para dedicarle una sonrisa tranquila.Al amanecer, y fingiendo normalidad, Marina se levantó temprano y se preparó para ir a trabajar. Salió de la casa, subió al auto y partió rumbo a la oficina.Mientras tanto, Diego terminó de alimentar al patito, se levantó, se lavó las manos y fue a cambiarse. Renato ya lo esperaba afuera. Cuando vio a su jefe salir, abrió la puerta del auto para él.Diego se subió sin decir palabra, mientras Renato se acomodaba en el asiento del copiloto. El vehículo comenzó a avanzar hacia las afueras de la ciudad, recorriendo calles con edificios viejos y descuidados. Los primeros rayos del sol se filtraban por las ventanas, llenando el interior del auto con luces y sombras que parecían bailar con el movimiento.Finalmente, el auto se detuvo frente a un edificio ya cas
El día de hoy, el presidente del Grupo Cabello, Matías, y su prometida, la señorita Martina celebrarán su boda.El salón de banquetes está repleto; los invitados ya han llegado, vestidos con sus mejores galas. Entre brindis y conversaciones, el ambiente respira elegancia y lujo.Aunque Marina no pudo asistir personalmente, se aseguró de que Fernando llevara un regalo en su nombre.Fernando, impecablemente vestido con un traje perfectamente ajustado, sostenía una caja de regalo elegantemente envuelta mientras se acercaba a los recién casados.—Muchas felicidades a ambos. Les deseo una vida llena de amor y felicidad juntos. La jefa no pudo asistir debido a compromisos laborales, pero me pidió que les trajera este regalo con sus mejores deseos.Matías, con su característica sonrisa cortés, respondió:—Agradezco mucho a Marina por el detalle y a ti por venir en persona, Fernando.Justo en ese momento, Luna y Nerea hicieron su entrada al salón. Luna, al notar a Fernando, echó un vistazo ráp