Tres años después.Darina despertó antes del amanecer, como cada día, con el corazón agitado, un nudo constante en el pecho que no lograba disolver.El aire frío de la mañana se colaba por las rendijas de la ventana, pero ya estaba acostumbrada.En silencio, se incorporó, mirando con ternura, la camita improvisada donde dormían sus tres tesoros.Cada uno envuelto en sus sueños, ajeno a los miedos que ella llevaba consigo, los mismos miedos que la mantenían despierta cada noche.Se movió con cuidado, como si un solo ruido pudiera romper la burbuja de paz que había logrado crear, una paz frágil, construida con sacrificios y silencios.Caminó descalza por el suelo frío hasta la ducha. El agua tibia, su único lujo, le acarició la piel mientras cerraba los ojos y trataba de imaginar, aunque fuera por un instante, una vida distinta… una vida donde no tuviera que vivir con miedo, donde no tuviera que esconderse detrás de una fachada de fortaleza.Se vistió rápidamente, sin pensar, y fue a la
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