La oscuridad se filtró entre las aguas y el reino quedó al borde del colapso. Sin embargo, al final, con el sacrificio de Varión y su gente lograron lo impensable: sellaron la maldición y, con ella, a Atargatis en una cueva abismal, en lo más profundo del océano.Allí quedó atrapada, restringida por barreras impregnadas con la esencia de los más fuertes: Varión, Mazia, Oánes, Rabana, Maliza, Calipso y los aprendices que sacrificaron su energía para sellarla y purificar el océano de su maldición.}.Pero la victoria no trajo paz.Consumida por la culpa, Incapaz de borrar la traición que había cometido, Calipso desapareció. Nadie volvió a saber de ella. Buscó refugio lejos de cualquier rey o criatura sirénida, como si la distancia pudiera borrar el caos de una tormenta desatada.Maliza, en cambio, comprendió que Marabí ya no era su hogar. Demasiadas caras conocidas se habían desvanecido, demasiados recuerdos la atormentaban. Clifford se convirtió en su refugio.Los siglos pasaron, pero la
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