La noche estaba en su apogeo cuando Gabriele, algo reticente, aceptó la invitación de Luka para ir a una discoteca. Era un lugar que Gabriele nunca habría elegido por sí mismo, pero había algo en Luka, algo que lo empujaba a salir de su zona de confort. Los brillos coloridos de la pista de baile, destellando en tonos morados y azules, se reflejaban en los rostros de los asistentes, creando un escenario estridente y lleno de vigor.Al principio, Gabriele se sintió fuera de lugar. El reggaetón se cernía sobre él con su ritmo frenético, y los cuerpos se movían en una danza casi hipnótica. Luka, sin embargo, parecía estar en su elemento. Con una sonrisa radiante, invitó a Gabriele a unirse a él en la pista, y, aunque dudoso, Gabriele no pudo resistirse a su ímpetu.—Vamos, Gabi, solo una canción —insistió Luka, mientras tomaba su mano y lo arrastraba hacia la pista.Gabriel y Luka, se dejaron arrastrar por el ritmo denso del reggaetón. Sus cuerpos se encontraron en la pista, chocando prim
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