Capítulo 55 —El relojNarrador:El agua cayó con fuerza sobre sus hombros en cuanto giró la llave. Estaba caliente, envolvente, con ese calor que normalmente alivia tensiones. Pero esta vez, no servía de nada.Desirée cerró los ojos y apoyó las manos contra los azulejos fríos de la pared. El vapor empezó a llenar el baño de inmediato, subiendo en espirales suaves que empañaban el espejo, las baldosas, el aire.Y sin embargo, ella se sentía helada por dentro, y a la vez, ardiendo.Había llegado pensando que podría controlarlo. Que, con suficiente distancia, con vino, con firmeza, podría mantenerse coherente. Pero desde el momento en que lo vio en la cocina, con las mangas remangadas, las manos ocupadas, el gesto relajado y esa paz imposible… todo su cuerpo le gritó lo contrario.—No lo mires, no lo sientas, no te muestres, no sucumbas, él es prohibido.Pero el cuerpo… el cuerpo no obedece cuando la piel lo recuerda todo.El agua le corría por la espalda, deslizándose entre los omóplatos
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