Durante la última semana de su turno como doncella del rey, Nessa se convirtió en el centro de atención gracias a una serie de vestidos espectaculares que llegaban de manera misteriosa al castillo, supuestamente enviados por su familia. Estos vestidos, aunque visiblemente incómodos por sus corsés ajustados que afinaban su cintura, eran indudablemente hermosos y estaban hechos de los tejidos más finos y adornados con detalles intrincados.Cada vez que tenía la oportunidad, Nessa no dudaba en hacer alarde de su nueva indumentaria ante las otras doncellas, asegurando con un tono elevado que los vestidos eran importaciones exclusivas traídas desde Britannia en el nuevo barco del rey, una afirmación que, aunque destinada a impresionar, también despertaba un murmullo de envidia sana y cuchicheos entre algunas doncellas. Sin embargo, otras veían más allá de la fachada y murmuraban sobre la superficialidad y las claras inseguridades de Nessa, que parecía usar sus vestidos como una armadura co
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