El aire en el túnel era denso y frío, con un leve olor a humedad y tierra vieja. Aitana sintió el eco de sus propias pisadas mientras avanzaban, su mano aún aferrada a la de Iván.No hablaron por varios minutos, escuchando solo su respiración y el goteo lejano del agua filtrándose por las paredes de piedra.Finalmente, Iván rompió el silencio.—Estamos a salvo, por ahora.Aitana soltó un suspiro que no sabía que estaba conteniendo y se dejó caer sobre una roca. Su cuerpo temblaba, aunque no estaba segura si era por el frío o por la adrenalina aún corriendo por sus venas.Iván se agachó frente a ella y le tomó el rostro con ambas manos.—¿Estás bien?Aitana asintió lentamente, pero sus ojos aún estaban dilatados.—Fue demasiado —susurró—. El fuego cruzado, las balas… pensé que nos matarían.Iván pasó un pulgar por su mejilla, en un gesto inesperadamente tierno.—Pero no lo hicieron. Estamos vivos.Aitana cerró los ojos y exhaló profundamente, tratando de calmar su corazón desbocado. Cu
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