Tras zafarse, Sofía sacó con elegancia una toallita húmeda y limpió cada uno de sus dedos con deliberada tranquilidad.El gesto, evidentemente, exasperó aún más a Carmen.Apenas recuperó el aliento, se lanzó hacia Sofía, dispuesta a confrontarla.—¡Sofía Vargas, maldita estúpida! ¿Cómo te atreves? ¡Esto no se va a quedar así!La rabia la consumía. Cegada por la furia, había olvidado por completo que era ella quien había cometido plagio en primer lugar.Justo entonces, el gerente del proyecto intervino, sujetando a Carmen con suavidad mientras intentaba apaciguar la situación.—A ver, Carmen, tranquilas. Somos compañeras, ¿por qué arman este escándalo?—A lo mejor Sofía tiene sus razones para hacer esto, ¿no crees?Al escuchar al gerente, muchos percibieron algo extraño en el ambiente. Sofía, sin embargo, replicó con serenidad.—Por supuesto que las tengo.—El proyecto de Carmen es un plagio.—¡Estás loca!La acusación la golpeó como si le hubieran quitado la última defensa. Su voz se e
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