Pero la urgencia de escapar de esta vulnerabilidad, de recuperar el control, es abrumadora. "No... puedo... quedarme así..." jadeo, intentando moverme de nuevo, solo para que una oleada de dolor me atraviese.-Jajaja,- la risa del demonio resuena en mi cabeza, cruel y burlona. - ¿Qué tal se siente ser mortal, eh? Sentir cada dolor, cada herida, sin poder escapar. Te lo dije, sin mí no eres nada.--¡Cállate!- le grito internamente, tratando de bloquear su voz, pero el dolor lo hace más difícil. - Esto no es ser mortal, es estar envenenada por tu presencia.--Oh, pobre de ti, tan vulnerable, tan débil.- Su tono es un susurro venenoso. - Me pregunto cómo sobreviviste tanto tiempo sin mí. Ahora estás como una simple humana, rota, indefensa... ¿Y quién te está cuidando? ¡Ah, sí! Esa perra a la que tanto amas, ella que pronto te volverá a traicionar-"-¡No lo hara! No como tu, que quieres que muera-." Mis pensamientos se arremolinan mientras trato de mantener el control. - Ella no me destr
Leer más