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42 chapters
Capitulo 41
El motor del auto negro ya estaba encendido, vibrando con un ronroneo elegante en la cochera techada de la mansión Cisneros. El chofer esperaba, serio, junto a la puerta trasera abierta. Adrián avanzaba hacia él con pasos firmes, pero pesados, como quien arrastra más que el cansancio de una noche sin dormir. Llevaba un traje gris oscuro, impecable, aunque aún sin corbata; la camisa blanca apenas abotonada dejaba ver la tensión en su cuello, y los puños de las mangas colgaban desordenadamente. Iba revisando el teléfono, los dedos inquietos sobre la pantalla, hasta que una voz lo hizo detenerse en seco.—¿Tan temprano y ya con esa cara de funeral?Alan apareció desde el lateral, con un café en la mano y unas gafas oscuras que ocultaban sus ojeras pero no su sonrisa socarrona. Sin pedir permiso, se adelantó y se metió en el auto, pero no en el asiento trasero: ocupó el lugar del pasajero delantero, girándose para mirar a su hermano con descaro.—Vamos, súbete. Yo te llevo.Adrián lo miró
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Capitulo 42
Adrián soltó el aire que no se había dado cuenta de que retenía, un suspiro pesado que se perdió en el silencio tenso de la habitación. El reloj antiguo colgado en la pared marcaba las once con su tic-tac insistente, como una cuenta regresiva que solo añadía presión a sus pensamientos ya desordenados.Alan, sin mirarlo, cruzó la estancia con pasos pausados, casi felinos, y se dejó caer en una de las butacas de piel junto a la gran ventana de cristal templado. El sol de la mañana se filtraba perezosamente por entre las cortinas, tiñendo el cuero oscuro de un tono cálido y suave. Su expresión, sin embargo, desentonaba con la atmósfera tranquila: una media sonrisa ladeada y ojos entrecerrados como si estuviera disfrutando de un mal chiste.—¿No crees que todo esto es como muy extraño? —preguntó Alan con voz baja, casi casual, pero cargada de intención.Adrián frunció el ceño, aún de pie, como si su cuerpo se negara a relajarse. Tenía la camisa desabotonada en el cuello, las mangas arrema
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