Todos los capítulos de El llamado de la bestia: ¿Mi luna es una humana?: Capítulo 31 - Capítulo 33
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Capítulo 31. ¡Esa maldita humana!
Han pasado dos días desde que Aria discutió con todos en el salón de desayunos. Dos días de indiferencia absoluta hacia Kael, de silencios tensos y miradas esquivas. Se encierra en sí misma, habla con Elvira solo lo justo y necesario, y se refugia en las charlas con Nestor cada vez que él viene a visitarla. Él, con su sonrisa constante y su amabilidad serena, le ofrece el respiro que tanto le hace falta.—¿Te gustaría caminar un poco? —le pregunta. Ya es de tarde, el sol está bajando entre los árboles que rodean la comunidad.Aria asiente. Se siente culpable por arrastrarlo a su mundo cargado de emociones revueltas, pero él no parece molesto, al contrario, lo hace con mucho gusto.Caminar con él por la plaza y los campos de entrenamiento es casi terapéutico. Mientras recorren los senderos, él le cuenta sobre cómo van sus estudios de Medicina y su deseo de terminarla para poder ejercer. Solo le falta un año más de prácticas. Habla con pasión, y a Aria le gusta escucharlo. Nestor le par
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Capítulo 32. Cartas negras y rojas
Aburrida de estar dentro de la cabaña, ya de noche, Aria sale a tomar aire. El sitio se le hace estrecho, asfixiante, y cada espacio parece contener el olor de Kael. No ha dejado de pensar en él desde aquel día, pero también ha decidido no ceder más. No le va a dar el gusto de seguir usándola y lastimándola.Va caminando hasta un lugar más apartado. Nunca antes había venido aquí. Cuando ve una fogata encendida y a varios jóvenes riendo alrededor, se siente tentada. Necesita distraerse. Solo un poco. Tal vez estar con ellos un rato ayude.—¡Aria! —la llama Nestor con una sonrisa al verla acercarse al sitio—. Ven, tenemos bocadillos y jugo de frutas. Te van a gustar.Ella duda unos segundos, pero finalmente se sienta junto a él en uno de los troncos. El calor del fuego le reconforta un poco en esta noche fría, y la risa de los demás le da una sensación de normalidad por primera vez en días.A unos metros de distancia, entre la penumbra de los árboles, Erika la observa con los ojos inyec
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Capítulo 33. Una lección
Para todos ya es evidente la respuesta. La expresión en el rostro de Aria, su silencio, su incomodidad... todo delata una verdad que no puede esconder. Y Erika lo sabe. —¿O tal vez tu miedo está en admitir… —susurra Erika con una sonrisa venenosa— ...que estás enamorada de alguien que no te eligió? ¿De alguien que solo quiso calmar su lujuria contigo y luego te dejó por otra?El golpe es certero. Como una daga que atraviesa el centro de su pecho. Todos se callan. Incluso las amigas de Erika se quedan inmóviles, quizá sorprendidas por la violencia de sus palabras. Nestor se inclina hacia Aria, dispuesto a sacarla de allí si es necesario. Pero ella no se mueve. —¿Eso es, Aria? —insiste Erika, más baja, más cruel—. Ese hombre te utilizó y ahora no sabes cómo lidiar con eso, ¿verdad? ¿Por eso viniste aquí y vives encerrada en esa cabaña?Las lágrimas que Aria contuvo por tanto rato finalmente escapan. Se pone de pie, en silencio, sin responder, sin mirar a nadie, y se aleja. Camina con
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