Soy capaz de aceptar el infierno si tú me lo propones.AlexanderMe siento sofocado, extraño, incapaz de apartarme de su lado. Pero... no debo perder el horizonte, no puedo dejar que este deseo me controle y me haga cometer errores. Sin embargo, tenerla así, exhausta y satisfecha, entre mis brazos, es lo único que deseo. Mis pulmones se llenan con el aroma de su piel, provocando que mi mente entre en un estado pacífico en el que todo a mi alrededor se desvanece por completo y solo somos ella y yo.—Tengo que lavarte antes de comer. —Hace un sonido con la boca sin abrir los ojos—. Si dejas que te lave antes de dormir, la existencia de peligros permanentes se disminuye —miento, aunque sí debo hacerme cargo de ese pequeñísimo detalle.No quiero sorpresas desagradables que arruinen mi situación con Isabella.—Era virgen, no tonta —murmura.Esbozo una sonrisa.—Sí, lo eras, pero ya no y eso me encanta. Pero debemos lavarnos, comer y tener esa conversación —insisto—, además no podemos queda
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