Malcolm con ambas manos acercó el cuerpo de ella al suyo, pegándolo tanto que sentía cada una de sus curvas, sus pechos turgentes e hinchados restregándose en su pecho, los labios que sentía sedosos y cálidos habían comenzado una especie de danza en la que ninguno quería darse por vencido.Oleika intentaba ingresar su lengua en la boca de él, profundizar el beso, ver a dónde los podría llevar.El Alfa cedió ante sus instintos, bajó una de sus manos colocándola en el redondo pero delicioso trasero de Oleika para levantarla y colocarla a horcajadas sobre sus piernas.— ¡Aaah!— ella jadeó al sentir su erección restregarse en su delicado y muy sensible coño, abrió los ojos impresionada con el tamaño que se sentía.Oleika no puedo controlarse más, sus manos estaban haciendo una inspección profunda llena de necesidad corriendo su cabello, su larga melena, su espalda, en su pecho.Necesitaba tocarlo, sentirlo, incluso más que respirar.La fricción de los labios de ambos, ese beso tan llen
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