Nicolás El cuarto estaba lleno de sombras, solo interrumpidas por la luz de la luna atravesó del ventanal, parecía haber sido destrozado por una tormenta o una orda de bandidos, mi ropa dispersa por todos lados. Prendas regadas por el suelo, sobre los muebles y desparramada sobre mi cama. Me preguntaba que había pasado ahí. En el medio de los restos de aquella tormenta que parecía haber pasado por mi habitación. Se encontraba ella, estaba envuelta entre mis camisas y alguna que otra sudadera. Tan frágil, tan pequeña, tan abandonada, se veia tan indefensa que mi corazón pareció estallar en mis oídos, cuál cristales rompiéndose, cayendo al suelo uno tras otro para fragmentarse aún más. Quien diría que era una mujer feroz, capaz, que se entregaba con todo el corazón y no aceptaría menos que eso. No debía aceptar menos que eso. Era hermosa, fuerte, inteligente,valiente, testaruda, fruncia la nariz y enseñaba los dientes cuando me retaba. Era toda una Luna, era simplemente majestuos
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