Los recuerdos de todo lo que vivió con Luca pasaron por su mente como una película. La luz suave de la habitación caía sobre ella, destacando su linda figura. En ese momento, Clarissa no era la brillante mujer que recordaba. Su sonrisa ya no era tan radiante y, en su lugar, había una calma profunda, como si todos los males que había vivido le hubieran dejado cicatrices. Luca estaba de pie a un lado, con su mirada fija en ella. Antes del divorcio, había dicho tantas cosas crueles, pero ahora, cuando tuvo el certificado de divorcio en las manos, no entendía nada. Luca miraba a esa mujer que, al mismo tiempo, era una extraña que conocía muy bien, y una sensación de amargura lo invadió. Recordaba a la Clarissa de antes, siempre con una sonrisa confiada, con los ojos brillando de esperanza por el futuro. Pero, después de casarse con él, su mirada se volvió triste, como si hubiera vivido demasiadas cosas. Pero, ahora, Clarissa parecía haberse transformado otra vez en la Clariss
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