Capítulo 79. Cuando el ayer deja de ser refugio
Bianca miró a ambos a la expectativa, su ceño estaba fruncido mientras buscaba respuestas a lo que acaba de escuchar, que le parece una blasfemia a ella, a su madre. — ¿De qué se trata todo esto, papá? Creo que estás delirando, no puedo creer lo que acabo de escuchar —Bianca cruzó los brazos—. Una cosa es tener una amante pobretona, pero esto... Olga bajó la vista, muerta de vergüenza. Marco, por su parte, seguía sorprendido, atrapado en sus propios pensamientos. —Luego hablo contigo Bianca, ahora estoy en medio de una conversación. —Papá, necesito una explicación. ¡Ahora mismo! —Exigió Bianca. —Eh… Todo ha sido un malentendido, señora —intentó Olga, con un tono cortante, sabiendo bien que Bianca había oído cada palabra. Pero Bianca no era ingenua. Observaba la manera en que su padre miraba a Olga, como si aún la anhelara con toda su alma, como si no pudiera pensar en otra cosa. Le costaba aceptar que Marco Marchetti, el hombre más poderoso que conocía, estuvier
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