Todos los capítulos de Comprada: El Precio de la Libertad: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo 021: Falsa Confianza
Berlín, AlemaniaViktorLa confianza es un arma de doble filo. En las manos equivocadas, puede destruir imperios. En las correctas, puede moldear el destino de alguien sin que siquiera se dé cuenta. La clave no es otorgarla, sino hacer que el otro crea que la tiene.Y eso es exactamente lo que estoy haciendo con Emilia.Todo este juego de cordialidad, de pequeños gestos que la descolocan, de demostrarle que no soy el monstruo que imaginó al principio, tiene un propósito. No porque quiera ganarme su confianza por el simple hecho de hacerlo, sino porque necesito que ella confíe en mí más de lo que confía en sí misma.La segunda parte de mi plan comienza hoy. Darle una probada de libertad y hacerle creer que tiene poder de decisión para ver qué hace con ello.Por eso la llevo al centro comercial. No porque sea un gesto de buena voluntad, sino porque quiero ver hasta qué punto ha bajado la guardia. Porque quiero que se acostumbre a la idea de que soy su única salida, su única opción.Desd
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Capítulo 022: Peligrosos pensamientos
Berlín, AlemaniaEmiliaAl llegar a la mansión, subo directo a mi habitación con la bolsa de ropa sujeta con fuerza en mis manos. No me detengo en ningún lado ni miro a nadie. Me siento extraña, confundida, atrapada en una maraña de pensamientos que no sé cómo desenredar.Desde que Viktor me dijo que podía elegir ropa para mí, algo dentro de mí ha estado en constante tensión. La simple idea de salir de esta casa me había parecido una quimera durante meses, algo inalcanzable. Y, sin embargo, hoy lo hice. Hoy respiré aire distinto, caminé entre personas que no sabían quién era ni la situación en la que me encontraba. Por un instante, me sentí como antes… como si fuera libre.Pero no lo soy.Y lo peor es que, aunque debería estar aterrada por lo que esto significa, una parte de mí está emocionada.Abro la bolsa con torpeza y saco el vestido que elegí. Lo sostengo frente a mí, observándolo con una mezcla de culpa y asombro. No es nada fuera de lo común, solo una prenda sencilla, pero el h
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Capítulo 023: Bajo presión
Berlín, Alemania ViktorEl escritorio frente a mí está cubierto de papeles, contratos y reportes. Demasiados. Cada uno parece gritarme que no estoy haciendo lo suficiente, que no tengo el control que debería tener.Respiro hondo y trato de concentrarme en el informe que tengo en las manos, pero las palabras empiezan a perder sentido en cuanto las leo. Mi mente está en todas partes, menos donde debería.Desde que destituí a Konstantin como mi segundo al mando, las cosas se han vuelto más complicadas de lo que esperaba. Siempre supe que manejar mi negocio requería esfuerzo, pero no había previsto cuántas tareas asumía él sin que yo tuviera que mover un dedo. La logística de los envíos, las rutas seguras, los sobornos a las personas correctas… Konstantin se encargaba de todo eso, y ahora esas responsabilidades caen sobre mí.Y como si no fuera suficiente, también tengo que lidiar con Emilia.La idea de mantenerla cerca parecía buena en un principio: confundirla, hacer que baje la guardi
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Capítulo 024: En la penumbra
Berlín, Alemania EmiliaLa habitación está oscura, pero no es eso lo que me mantiene despierta. Es mi mente la que no se detiene y odio en lo profundo cuando pasa eso. No importa cuánto me esfuerce por apagar mis pensamientos, la imagen de Viktor inclinado sobre mí sigue apareciendo una y otra vez. Puedo sentir todavía el calor de su cuerpo, la intensidad de su mirada clavándose en mis labios. Fue solo un instante, pero bastó para dejarme aturdida.¿Por qué no me aparté? ¿Por qué, en lugar de alejarme, me quedé allí como una estúpida esperando que me besara? Si ese soldado no hubiera aparecido…Me revuelvo entre las sábanas, frustrada conmigo misma. Tal vez Helena tenía razón… tal vez acercarme a él sería lo más inteligente. Si él… No. Sacudo la cabeza, como si el movimiento pudiera borrar mis pensamientos. No puedo confiar en Viktor. No puedo olvidar quién es.Sin embargo, parece que ya lo estoy haciendo…Me giro en la cama y cierro los ojos con fuerza, intentando forzarme a dormir.
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Capítulo 025: Ira contenida
Berlín, Alemania ViktorLa tenue luz de la lámpara sobre el escritorio apenas ilumina la habitación, pero no necesito más. Estoy sentado frente a mi portátil, con el teléfono pegado a la oreja y la mandíbula tan tensa que siento que se me va a partir.—¿Y bien? —gruño.—Nada aún, jefe, —responde Boris desde el otro lado de la línea. Su tono es cauteloso, como si temiera que le escupa fuego en cualquier momento—. Estamos revisando las cámaras de seguridad y…—No quiero excusas, —le corto, apretando el teléfono con tanta fuerza que mis nudillos se vuelven blancos—. Quiero resultados. Si alguien logró entrar a esta casa sin que ninguno de ustedes se diera cuenta, es porque no están haciendo bien su maldito trabajo.El silencio incómodo que se forma después solo aviva mi furia.—Quiero que busquen en cada rincón de la ciudad. Hablen con sus contactos, sobornen a quien sea necesario, pero tráiganme el nombre del imbécil que intentó entrar aquí esta noche.—Sí, jefe. No se preocupe.—Eso n
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Capítulo 026: Confuso calor
Berlín, AlemaniaEmiliaEl calor se siente tan sofocante. Es lo primero que siento al abrir los ojos. Mi cuerpo está envuelto en una especie de burbuja cálida que me resulta demasiado intensa. Algo pesado está sobre mi cintura, ejerciendo presión justo debajo de mis costillas. Me retuerzo un poco, intentando escapar de esa incomodidad, pero algo firme me mantiene en mi lugar.Mi mente tarda unos segundos en procesar dónde estoy. Esta no es mi habitación. Las cortinas gruesas bloquean la luz del sol, pero aun así reconozco el espacio: el amplio sillón de cuero cerca de la pared, el escritorio abarrotado de papeles, la chaqueta negra de Viktor colgando del perchero…Estoy en la habitación de Viktor.El recuerdo de la noche anterior me golpea de golpe: el ataque, el miedo paralizante, mi desesperación por encontrar un lugar seguro… por encontrarlo a él. Mis ojos se abren más cuando me doy cuenta de lo que es ese peso sobre mi cuerpo. Es Viktor.Está justo detrás de mí, su cuerpo firme y
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Capítulo 027: Verdades en sangre
Berlín, AlemaniaViktorEl rugido del motor se apaga cuando llego al almacén, pero la ira dentro de mí sigue rugiendo, más feroz que nunca. Bajo del auto y avanzo con pasos firmes, sintiendo el frío acero de mi pistola bien asegurado bajo la chaqueta. Mis hombres están formados en la entrada, tensos y atentos. No les digo nada. Mi expresión es suficiente para que se aparten y me dejen pasar.El aire dentro del almacén es denso, cargado con el aroma metálico de la sangre. El silencio es solo interrumpido por la respiración agitada del hombre atado a la silla en el centro de la habitación. Está en mal estado: el labio partido, un ojo hinchado y sangre seca manchándole la camisa. Pero no me importa porque él se lo buscó.Cuando se da cuenta de que estoy ahí, levanta la cabeza con dificultad. Su mirada es desafiante, pero yo puedo ver el miedo detrás de esos ojos inyectados en sangre.—¿Ya estás listo para hablar? —pregunto conmi voz tan fría como el metal del arma que llevo encima.El ho
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Capítulo 028: Algo que nunca haría
Berlín, AlemaniaEmiliaEl reloj marca las dos de la mañana y sigo sin poder dormir. Doy vueltas en la cama una y otra vez, pero mi mente no deja de regresar al mismo punto: el beso. El beso que Viktor y yo compartimos.La calidez de sus labios, la forma en que sus dedos se aferraron a mi rostro, como si temiera que me desvaneciera entre sus manos. Y lo peor de todo… la forma en que le correspondí.Me muerdo el labio, sintiendo una oleada de vergüenza. ¿En qué estaba pensando?Pero, por mucho que intente avergonzarme, no puedo negar la verdad. Lo quiero. Lo deseo de una forma que no tiene sentido, que no debería tener. Es peligroso, impredecible y cruel… pero, aun así, hay algo en él que me atrae como una polilla a la llama.Me incorporo en la cama y me paso una mano por el rostro. «No puedes ir a su habitación», me digo. No hagas esto. Sin embargo, me acuerdo del modo en que me miró después del beso, como si estuviera tan perdido como yo. Como si él también se estuviera ahogando en e
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Capítulo 029: Infundiendo terror
Berlín, AlemaniaEmiliaEl primer rayo de sol se cuela entre las cortinas, iluminando la habitación en penumbras. Mis ojos se abren con lentitud, y durante unos segundos, no recuerdo dónde estoy. Lo primero que noto es el sonido acompasado de una respiración tranquila y el calor de un brazo pesado sobre mi cintura.Viktor.La realidad me golpea como un baldazo de agua fría. Me quedé dormida con él. No se salió de la cama en medio de la madrugada. Contengo la respiración y giro con cuidado para mirarlo. Viktor duerme profundamente, su expresión relajada, casi pacífica. Sin el ceño fruncido y la dureza habitual en sus facciones, parece otra persona. Una persona que me hace sentir segura en lugar de asustada.¿Y si se despierta molesto por esto?La ansiedad me retuerce el estómago, y sin pensarlo más, levanto con delicadeza su brazo y me deslizo fuera de la cama. Salgo de la habitación sin hacer ruido, cerrando la puerta tras de mí. Mientras regreso a mi cuarto, no puedo dejar de pensar
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Capítulo 030: Ella tiene el control
Berlín, AlemaniaViktorEl eco de mis propios pasos resuena por el largo pasillo del sótano. Frío, oscuro y húmedo, este lugar siempre ha sido el rincón perfecto para recordarle a la gente quién soy en realidad.El soldado está ahí, atado a una silla metálica en el centro del cuarto. Sus muñecas están sujetas con firmeza gracias a las bridas plásticas, y sus tobillos encadenados a las patas de la silla. Lo tengo donde quiero. El hombre respira con dificultad. Puedo ver el sudor resbalando por su frente y el temblor en sus manos. Lo sabe… sabe que está jodido.—Por favor, jefe… —su voz se quiebra—. Fue un error… solo un malentendido.Camino con lentitud a su alrededor, las botas golpeando el suelo de cemento con un ritmo firme.—¿Un malentendido? —repito con una risa seca—. ¿Crees que faltarme al respeto y acosar a alguien bajo mi techo fue un simple malentendido?—Yo… no sabía que ella era…Me detengo detrás de él, acercándome tanto que puedo sentir el hedor de su miedo.—¿Que no sab
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