Al ver a su hermano observando a Helena, que los miraba con intriga, Marcos se acercó y le susurró a su hermano.—Ella es mía, la que está a su lado, está disponible —Gabriel comprendió lo que ocurría, y sonrió.—Tranquilo, que no vine a buscar una aventura, porque hay alguien que me espera allá.—¿En serio? ¿Y por qué no la trajiste? Hubiéramos salido los cuatro y pasado muy bien.—Bueno, porque ella es una mujer muy trabajadora, y no le gusta faltar a sus compromisos, además, quería que este momento solo fuera de nosotros dos —Gabriel miró de nuevo a Helena que seguía sin saber quién era quien— ¿Cuánto tiempo llevas con ella? —Marcos dirigió la mirada a Helena— Supongo que no mucho, para que no te reconozca aún.—Pues sí, en realidad la conozco desde que regresé a Madrid, solo que no me había atrevido a hablarle, ni acercarme.—¿Por qué?—La vi tronar con alguien, luego llorar y llorar, y creía que no era el momento.Gabriel sonrió y se levantó, para calmar la angustia de Helena. Es
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