Ese vestido blanco era la mejor prenda que Sofía podía ponerse en aquel momento.Clara la saludó con voz enérgica:—¡Hermosa! Ven, acompáñanos a beber.La chica, aterrorizada, sacudió la cabeza frenéticamente:—Yo... yo no sé beber.Clara reprimió una risa fría en su garganta y preguntó a los hombres presentes:—¿A ustedes les gusta este tipo, verdad? Tan inofensiva que hasta yo, Clara, siento lástima por ella.—¡Esta conejita realmente es adorable!—Si Miguel la ha elegido, mejor no interferimos.La sonrisa de Clara se ensanchó:—Hermosa, no tengas miedo. Siéntate a mi lado, no voy a hacerte daño.La chica bajó la guardia con Clara y se acercó a ella.Clara le puso una copa en la mano:—Vamos, ¡brinda con don Miguel!La chica, empujada por Clara, fue llevada frente a Miguel.Miró el rostro severo del hombre y con voz temblorosa dijo:—Don Miguel...La chica le ofreció la copa.Al ver claramente el rostro de la mujer, la ira de Miguel se encendió de golpe.¡No era ella!¿Qué estaba esp
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