La procesión de la novia, era un desfile de ensueño, que se desplegaba ante los ojos de los presentes, como un tapiz de seda, decorando el reciente anochecer, Mia, estaba tan radiante como la luna, Haru era testigo de ellos, pues desde la seguridad del bosque seguía el recorrido que sus hermanos estaban dando, tenía una misión al igual que sus dos hermanas, estaban en alerta y el informar de ello a los varones de la familia, solo traería más problemas que soluciones, aun así, Harú veía más allá, del vestido rojo bordado en oro y jade.La mente de Harú, seguía mostrando a Mia, al desnudo, frente a ella, quien tuvo que usar toda su fuerza de voluntad, para hacer de cuenta que nada veía, que nada notaba, aunque… no era el caso. El torso de Mia era algo que no se podía ignorar, era un paisaje de sombras y luces, un territorio de dolor y resistencia, las cicatrices se entrelazaban como ramas de un árbol antiguo, mientras que las quemaduras parecían estrellas oscuras en un cielo nocturno. C
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