Todos los capítulos de Luna Rechazada Regresa con el Hijo del Alfa: Capítulo 21 - Capítulo 22
22 chapters
Capítulo 21 — El Tiempo se Acabó
Zara La cabaña huele a cenizas y a ozono, un aroma electrizante que impregna el ambiente con una promesa que sabe a tormenta. En el exterior, el bosque retumba, y puedo sentir el eco de un Alfa enloquecido que se abre camino a través del bosque.¡Ezekiel!El pequeño cuerpecito de Hades tiembla entre mis brazos, cada espasmo es un latido de pura magia que chisporrotea contra mi piel. Pequeños relámpagos de energía bailan en la pálida piel del niño, como si su alma estuviese luchando por liberarse. Sus labios entreabiertos dejan escapar jadeos débiles, rotos, como un animal herido. ¡Es demasiado poder!Necesita a su madre…En la lejanía, un aullido, profundo, feroz… dominante, atraviesa la noche. Ezekiel está cerca. Su presencia es como un incendio en la distancia, como un huracán capaz de arrasar con todo a su paso.¡El hasta entonces el Alfa de los Alfas viene a por lo que le pertenece!Y yo no estoy segura de poder permitirlo, a pesar de que hace tiempo sé qué es lo que debe suceder
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Capítulo 22 – Hijos de la Luna
Ezekiel La puerta estalla en mil pedazos, mi cuerpo atraviesa la entrada con una fuerza incontenible, y de pronto mis pulmones se llenan aún más del espeso aire cargado con el aroma a cenizas y ozono…Y entonces lo huelo, con más claridad.Mi mirada recorre la cabaña y rápidamente se clava en el pequeño bulto que hay en el suelo, envuelto en mantas.Y ahí lo veo.¡Es mi hijo! ¡Mi sangre!Está dormido, hecho un ovillo, con la respiración acompasada y el rostro sereno, lleno de inocencia, a pesar de la fuerza que he notado que tiene su poder.De pronto, el alivio se estrella contra mi pecho con una fuerza brutal. Todo me indicaba que me necesitaba que estaba en peligro, pero, gracias al la Madre Luna, él está bien.Sin embargo, no me permito soltar el aire. Al menos no todavía. Porque ella está aquí. La bruja de las montañas: Zara Ravenwood, quien se interpone entre mi hijo y yo en el momento en el que intento acercarme a él.Y ese simple gesto es suficiente para que la rabia vuelva a
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