Aitana respondió apresuradamente:—No es así.Damián bajó la cabeza y capturó sus labios rojos, besándola intensamente mientras ella luchaba por resistirse. Él sujetó sus muñecas, levantándolas, y tomó la botella alargada de la mesa, obligándola a beber sorbo a sorbo el champán restante hasta embriagarla.El vestido color loto de la mujer, humedecido por el líquido dorado, adquirió un aspecto decadente.Su voz se volvió seductora:—Damián, eres un canalla...Damián sostuvo su cuerpo, con voz ronca:—Sí, soy un canalla, y este canalla te llevará a casa.La noche era encantadora.Un Rolls-Royce Phantom negro se detuvo frente al edificio de apartamentos. Aunque era tarde, los transeúntes no podían evitar mirar, pues el vehículo era demasiado lujoso y llamativo.El chofer, discretamente, bajó del auto para fumar.Aitana se había dormido en el coche.Recostada en los brazos de Damián, cubierta con el abrigo de lana fina del hombre. Dormía profundamente, con el rostro hundido en el pecho de
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