Inicio / Romance / Esposa Muda Del CEO Hostil / Capítulo 51 - Capítulo 55
Todos los capítulos de Esposa Muda Del CEO Hostil: Capítulo 51 - Capítulo 55
55 chapters
Plan severo.
Sebastián se estaba impacientando mientras la mujer de información revisaba la lista de pacientes, sintiendo un impulso casi incontrolable de arrebatarle el listado para examinarlo él mismo con sus propios ojos. La ansiedad recorría cada centímetro de su cuerpo como una corriente eléctrica, mientras observaba con atención cada movimiento de aquella mujer que, con aparente calma, deslizaba su dedo índice por la interminable lista de nombres. Había recorrido kilómetros, gastado recursos y incontables horas a esta búsqueda que consumía cada pensamiento de su mente, y ahora, tan cerca de una posible respuesta, sentía que cada segundo de espera era una tortura insoportable que alimentaba su ya desbordante frustración.—Señor Arteaga, ¿qué sorpresa encontrarlo aquí? —Anderson y Mayra aparecieron repentinamente, como salidos de la nada, con expresiones que intentaban ocultar su nerviosismo, para evitar que Sebastián continuara indagando en el listado de pacientes.Sus rostros, aunque pre
Leer más
Frente a ella.
Sebastián revisó el celular de Mayra, encontrando este completamente vacío, desprovisto de cualquier mensaje, carente del más mínimo registro de llamadas recientes o antiguas. La frustración se apoderó de cada centímetro de su ser mientras buscaba algún indicio, alguna pista que pudiera revelarle lo que tanto ansiaba descubrir. Se sintió furioso, indignado por no encontrar nada en aquel dispositivo que parecía haber sido limpiado para ocultar cualquier evidencia. La rabia comenzó a bullir en su interior como agua hirviendo, tensando cada músculo de su cuerpo mientras apretaba el aparato entre sus dedos.De pronto, interrumpiendo aquel silencio, un mensaje ingresó, lo que alertó su corazón de inmediato, provocando que el órgano vital saltara dentro de su pecho como si quisiera escapar de su cavidad torácica. La adrenalina se disparó por sus venas al ver la pantalla iluminarse.«No te lo dije para no dañar tu luna de miel, pero he regresado, estoy en Colombia», rezaba el texto
Leer más
Soliictuda de divorcio.
Sebastián tensó la mandíbula mientras observaba a esos dos hombres que, como murallas de carne y músculo, impedían su paso hacia ella. La sangre le hervía en las venas, pulsando con fuerza en sus sienes, mientras sus puños se cerraban a ambos lados de su cuerpo, blanqueando los nudillos por la presión ejercida. Sus ojos, oscurecidos por la rabia, intentaban buscar un hueco, una fisura entre aquellos cuerpos para poder vislumbrar aunque fuera por un instante el rostro de la mujer que por siete meses había creído perdida. El ambiente en aquella habitación se había vuelto denso, casi irrespirable, cargado de tensión y de una electricidad invisible que parecía manifestarse en cada uno de sus movimientos. Los guardias, entrenados para situaciones como esta, mantenían una postura defensiva, con las piernas ligeramente separadas y los brazos extendidos, creando una barrera humana.—¡Quítense de mi camino! —rugió con una voz grave que parecía emerger desde lo más profundo de sus entr
Leer más
Apártate de mi camino.
El abogado salió, y presenció una violenta pelea que se desarrollaba en el extenso jardín frente a la mansión familiar. Los entrenados hombres de Sebastián combatían ferozmente contra los guardaespaldas de Stella, moviéndose entre los arbustos y estatuas que adornaban el lugar. Era notorio, que los hombres de Sebastián, con su ventaja numérica estaban ganando terreno minuto a minuto. La brutal pelea involucraba puños, patadas y algunos improvisados bastones tomados del jardín, mientras los gritos de esfuerzo y dolor rompían la tranquilidad del vecindario.Sebastián, con el rostro amoratado y un hilo de sangre descendiendo por su barbilla, apenas comenzaba a recuperarse de la paliza que había recibido apenas unos segundos atrás. Respiraba con dificultad, sentía un dolor en las costillas, y su camisa de diseñador, antes impecable, ahora mostraba manchas de tierra.A pesar del dolor físico que nublaba sus pensamientos, estaba determinado a ingresar a la mansión que consideraba
Leer más
Un orden judicial.
Sebastián se rehusaba a soltarla con una desesperación que le quemaba las entrañas, aferrándose a ella como un náufrago a su última tabla de salvación en medio de un océano tempestuoso. Temía que si la liberaba por tan solo un instante, ella pudiera desvanecerse como la niebla matutina ante el sol del mediodía, borrándose de su vida una vez más sin dejar rastro alguno de su existencia.No soportaría, ni por un segundo siquiera volverla a perder después de haber atravesado el desierto de la soledad durante tanto tiempo, sin el oasis de su presencia. La idea de verla partir nuevamente, de contemplar su silueta alejándose por segunda vez hacia un horizonte inalcanzable, desgarraba las fibras más profundas de su cordura. Si ella se iba nuevamente de su lado, abandonándolo a la crueldad del tiempo y la distancia, se volvería loco, perdido en el laberinto de una mente fragmentada por la ausencia del único ser que daba sentido a su existenciaLa policía llegó, y arrancaron a Sebastiá
Leer más
Escanea el código para leer en la APP