BLAIR—¿Tío Robert? ¿Cuándo volviste? No sabía que habías regresado al país.Miré al rubio delante, espigado y bien vestido, y sonreí, aunque más por costumbre, porque no era que nos lleváramos muy bien.—Llegué ayer, pero no he ido a casa a visitarlos. También me sorprende verte por aquí, lo último que supe de ti era que estabas por… ¿Texas?Robert aparentaba ser afable, quizá por la presencia de un tercero, pero era transparente tras su acto.—Sí, estaba en Houston, pero ahora trabajo aquí —comenté simpática.Una vocecita medio fina resonó llamándome de repente, y un niño bien vestido salió de detrás de Robert y se lanzó a abrazarme. Me agaché entusiasmada y correspondí.—¡Ray, qué gusto verte! ¿Cómo has estado?El niño, de cabellera castaña rojiza y ojos claros, me sonrió, y nos pusimos a hablar como si nada, con él bastante emocionado por verme.Detrás de Robert se detuvo Shirley, la esposa de este, que contempló la escena con cierto fastidio, pero no pudo evitar mirar a Dominik c
Leer más