Cris y yo dejamos el hospital el día despues del parto. Volvimos a casa llevando a mi bebé en brazos y felices. Los vecinos nos recibierón emociónados y esperando conocer a "nuestra" hija. Teniamos solo poco tiempo allí, pero ya habíamos hecho amigos que nos apoyaban.—Wow, es preciosa —me dijo mi vecina más cercana, Amelia, una mujer madura.Cargó a mi hija y me ayudó a llevarla a casa, mientras Cris aceptaba los regalos de los otros vecinos e iba por algo para celebrar. Amelia colocó a la bebé en su cuna y suspiró viendola dormir, había una dulce ternura maternal en su mirada.—Es una bebé encantadora, Sue. Aunque, ¿no heredó ningún rasgo de sus padres? —inquirió sin malicia, solo curiosa, viendo el cabello rubio y los ojos azules de Emily.Me hubiese puesto nerviosa si sospechará de nosotros, pero no era así, así que terminé sonriendo y sacudiendo la cabeza. Amelia tenía todas las razones para preguntar, porque mi bebé era exactamente como su padre, su padre real.—Hay alguién en l
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