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INVITACIÓN PROHIBIDA
El sol brillaba intensamente sobre la mansión Arriaga, pero para Isabela, cada día dentro de esos muros era una lucha constante por mantener la calma. Desde el incidente en el almuerzo organizado por Camila, la joven se había refugiado aún más en su mundo interior. Se encontraba en el jardín, cuidando sus flores, como solía hacer para encontrar algo de paz en medio del caos.Dario, el hermano menor de Leonardo, observaba a Isabela desde la distancia. Había llegado temprano esa mañana para conversar con Leonardo sobre negocios, pero no pudo evitar notar la expresión de soledad en el rostro de Isabela mientras trabajaba en silencio. Algo en ella despertaba su instinto protector, y, al verla, decidió acercarse.—Isabela —la llamó suavemente, haciendo que ella levantara la mirada sorprendida.—Oh, Dario, no te vi llegar —dijo ella con una tímida sonrisa, dejando las herramientas de jardinería a un lado.—Eso parece. Estabas muy concentrada —respondió, devolviéndole la sonrisa. Luego hizo
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UN BESO BAJO LA IRA
La noche había caído sobre la mansión Arriaga, trayendo consigo un silencio inquietante que envolvía los pasillos. Isabela se encontraba en su habitación, sentada junto a la ventana, mirando las estrellas en busca de consuelo. Después del incómodo enfrentamiento con Leonardo, había intentado convencerse de que sus palabras no la afectaban, pero su corazón seguía latiendo rápido cada vez que recordaba la intensidad de su mirada.Por otro lado, Leonardo estaba en su estudio, pero su mente no lograba enfocarse en los documentos frente a él. La imagen de Isabela sonriendo con Dario lo atormentaba, como un recuerdo que no podía desterrar. Sentía una mezcla de celos y rabia, emociones que no estaba dispuesto a admitir siquiera ante sí mismo. Finalmente, incapaz de soportarlo más, se levantó de su silla y salió al pasillo, sus pasos resonando con fuerza en el silencio de la mansión.Isabela se sobresaltó al escuchar un golpe en la puerta. Antes de que pudiera responder, Leonardo entró sin es
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EL VENENO DE LAS PALABRAS
El amanecer en la mansión Arriaga era tan silencioso como imponente, pero no para Camila, quien ya estaba en pie, como era su costumbre, paseándose por los amplios pasillos con aire altivo. Todo parecía en calma hasta que una de las mucamas se acercó apresurada.—Señora Camila, algo que tal vez le interese —dijo la empleada, inclinándose ligeramente en señal de respeto.Camila arqueó una ceja, intrigada.—Habla, ¿qué es eso tan importante?La mujer titubeó, consciente de que lo que estaba a punto de decir podría causar un terremoto.—Anoche vi al señor Leonardo dirigirse a la habitación de la señora Isabela. Estuvo allí por un buen rato.El rostro de Camila se endureció de inmediato, y sus labios se curvaron en una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.—¿De verdad? Eso es… interesante. Gracias, puedes retirarte.Mientras la mucama se alejaba, Camila apretó los puños con tanta fuerza que sus uñas se clavaron en sus palmas. Su mente trabajaba rápido, llena de rabia y sospechas. ¿Qué había
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LA OFERTA INESPERADA
La mañana amaneció con un ambiente extraño en la mansión Arriaga. Isabela, después del cruel enfrentamiento con Camila, había decidido mantenerse ocupada para evitar pensar en las hirientes palabras que aún resonaban en su cabeza. Sabía que quedarse en la mansión era como vivir en una prisión, pero salir parecía igualmente imposible, al menos hasta que algo realmente cambiara en su vida.Mientras se dirigía al jardín, donde siempre encontraba algo de paz, un empleado se le acercó con un sobre en la mano.—Señora Isabela, este sobre llegó para usted esta mañana —dijo, entregándoselo con respeto.Isabela lo tomó, frunciendo el ceño al ver que no había remitente. Con curiosidad, abrió el sobre y sacó una carta formal con un logotipo que reconoció de inmediato: Grupo Altamirano, la empresa rival más importante de Arriaga Corporation.Señora Isabela Arriaga,Es un placer dirigirnos a usted. Hemos seguido su trayectoria académica y consideramos que su talento sería un gran aporte a nuestra
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UN RECUERDO DIFÍCIL DE OLVIDAR
El día transcurría lentamente en la mansión Arriaga. Isabela había pasado la mayor parte de la mañana en el jardín, podando unas rosas con la ayuda de una de las mucamas. Aunque intentaba mantenerse ocupada, su mente seguía regresando a la propuesta de Grupo Altamirano y lo que significaría aceptarla. Era una decisión importante, pero también arriesgada.Desde una de las ventanas del despacho, Leonardo la observaba en silencio. Había algo en Isabela que lo tenía inquieto últimamente. Sus movimientos, sus expresiones, incluso su forma de vestir, todo parecía haber cambiado desde que llegó a la mansión. Había pasado de ser una mujer tímida e insegura a alguien que, aunque todavía dulce y reservada, comenzaba a mostrar un inesperado temple.Y luego estaba el beso.Ese recuerdo, tan vívido en su mente, lo asaltaba cada vez que la veía. La suavidad de sus labios, el modo en que se habían mirado después, como si el mundo se hubiese detenido. Leonardo cerró los ojos con frustración. No había
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La invitación a Isabela
La noticia de la próxima Gala Benéfica organizada por los magnates más influyentes de la ciudad llegó a la Mansión Arriaga con gran expectativa. Camila fue la primera en recibir la invitación junto a Leonardo, sintiéndose triunfadora al imaginarse desfilando con él como la pareja perfecta frente a la élite empresarial.—Querido, será una noche inolvidable —dijo Camila mientras se probaba un vestido nuevo frente al espejo de su habitación. Leonardo, sentado en un sofá cercano, parecía distraído.—¿Qué dijiste? —preguntó él, saliendo de sus pensamientos.—¡La gala! —exclamó Camila, girando para mirarlo con una sonrisa brillante. —Será la ocasión perfecta para que nos vean juntos. Nadie podrá dudar de nuestro lugar como la pareja más destacada de la velada.Leonardo asintió, aunque su mente estaba en otra parte. Por más que intentaba concentrarse en lo que Camila decía, los recuerdos de Isabela seguían persiguiéndolo. No había logrado apartar su imagen desde el día en el jardín, y eso lo
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EL ÚLTIMO EMPUJÓN
La gala seguía su curso con la música de fondo llenando el elegante salón, mientras las conversaciones y risas de los invitados resonaban en el aire. Isabela intentaba mantenerse a un lado, lejos del escrutinio de Leonardo y Camila. Sin embargo, no podía escapar de las miradas furtivas de su esposo, que seguían sus movimientos como un depredador acechando a su presa. Camila, por otro lado, no podía contener su rabia. La atención que Leonardo parecía dedicarle a Isabela la hacía hervir de celos, y no estaba dispuesta a permitir que su noche perfecta se viera arruinada por la presencia de la mujer que tanto despreciaba. —Esto no puede quedar así —murmuró Camila para sí misma mientras ajustaba su vestido rojo, diseñando rápidamente un plan en su mente.--- La confrontación Isabela estaba de pie cerca de la barra, conversando con Alejandro, quien hacía todo lo posible por mantenerla relajada. El CEO no podía evitar admirar la forma en que ella manejaba la presión de estar en un ambien
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ENFRENTARSE CON IRA
El sonido del motor del coche de Leonardo se apagó cuando estacionó frente a la mansión. La noche había sido larga y llena de frustración. Su mente seguía dando vueltas, no podía sacarse de la cabeza la imagen de Isabela caminando al lado de Alejandro. La ira lo invadía cada vez más, y aunque había tratado de evitarlo, la sensación de celos y posesividad lo dominaban. Al llegar a la mansión, no pudo soportarlo más. Subió rápidamente las escaleras, ignorando por completo el silencio que envolvía la casa. Su cuerpo, tenso y nervioso, se dirigió hacia la habitación de Isabela sin pensarlo. Necesitaba respuestas, necesitaba controlarla. Cuando llegó a la puerta, notó que estaba cerrada con llave. Leonardo frunció el ceño. Sabía que no iba a quedarse allí, esperando a que su esposa le abriera. Rápidamente, se dirigió hacia su oficina y tomó la copia de la llave. Un gesto que había hecho tantas veces, pero que esa noche lo llenó de una extraña sensación de desesperación. Regresó a la pue
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LA DUDA QUE CONSUME
Leonardo salió de la habitación sin mirar atrás, el sonido de sus pasos resonando en el pasillo vacío como un eco en su mente. La intensidad del beso aún ardía en sus labios, pero lo que lo atormentaba no era eso. Era la imagen de Isabela, su esposa, tan diferente a la mujer que él había imaginado en su mente cuando aceptó el matrimonio.Isabela siempre había sido esa mujer callada, obediente, casi invisible ante sus propios ojos. La había visto como una pieza más en su vida, una que debía cumplir su función sin hacer preguntas. Sin embargo, las últimas semanas lo habían dejado completamente confundido. La imagen de ella al lado de Alejandro, compartiendo risas, mirando al otro con esos ojos que alguna vez fueron solo suyos, lo había desbordado. Un torrente de emociones que no podía entender lo atormentaba.Se adentró en el pasillo oscuro, sus pensamientos atrapados en la confusión de su mente. Sabía lo que sentía por Camila, lo había sabido desde el primer día que la vio, pero no pod
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EL CAMINO HACIA LO DESCONOCIDO
Isabela despertó temprano, el sol apenas asomando por el horizonte. El ambiente en la Mansión Arriaga era inquietante, lleno de silencios pesados y tensos que la acompañaban desde su llegada. Aunque el matrimonio con Leonardo nunca fue por amor, ella había logrado convencerse durante un tiempo de que podría encontrar su lugar en ese mundo frío y distante. Pero las constantes humillaciones y el desprecio de su esposo, junto con las manipulaciones de Camila, la habían hecho sentir que no pertenecía allí. Esa mañana, tras una noche llena de pensamientos confusos y frustrantes, decidió que era hora de tomar una decisión. No más sacrificios ni quedarse a la sombra de lo que no podía controlar. No estaba dispuesta a vivir como una espectadora de su propia vida. Así que, tras vestirse con rapidez, recogió sus pertenencias más esenciales y salió de la villa sin hacer ruido. Su objetivo estaba claro: la Compañía Altamirano. Isabela había estado considerando esta opción durante días, aunque l
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