Todos los capítulos de Esposo Mafioso, quiero el divorcio.: Capítulo 81 - Capítulo 90
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81. Sellar el acuerdo
En el auto la conversación fluyó de manera superficial lo poco que habían podido hablar gracias a las llamadas constantes que Dimitry recibía todo el tiempo.Algo lo tenía frunciendo el ceño y estresado pero ella no sabía el qué.—¿Vas a decírme por qué hiciste todo ese drama de ayer? —la pregunta repentina hizo que ella volviera a mirarlo.—Tú tienes tus secretos y yo tengo los míos.Él la miró con ojos entrecerrados pareciendo molesto.—No me provoques, Satarah.—De verdad me dolía y puede que sí sea un poco hipocondríaca.Él suspiró irritado porque obviamente no le creyó por lo que tenía que cambiar el tema y necesitaba hacerlo cuanto antes.—Sobre lo que pasó anoche...Dimitry la miró con intensidad. Siempre la ponía tan nerviosa con sus ojos puestos sobre ella de aquella manera.—¿Sobre cómo te follé, Malyshka?Sus labios se estiraron con diversión y ella lo miró con frialdad alzando la cara mientras lo fulminaba.—Seguimos haciendo esto pero ¿Por cuánto tiempo? —le preguntó al
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82. Su punto débil
—¿Tarah? —la llamó Vasya pero ella no se giró a verla.—¿Puedes ocuparte del teléfono? Volveré pronto.—Sí, claro. Satarah asintió y se metió al baño escondiéndose en uno de los cubículos.Esta vez dejó caer sus lágrimas ahogando sus sollozos.Alguien como Anastasya nunca entendería lo que había provocado dentro de ella con su crueldad.Incluso nadie sabía en absoluto todo lo que había vivido por seis años de su vida sumida en la desesperación. Nunca disfrutaría de lo que se sentía estar embarazada y esa mujer se burlaba en su cara diciéndoselo para martirizarla.Ella no quería darle en gusto de verla sufriendo por este tema que la ponía tan sensible y no lo haría. De hecho, ella había evitado desahogarse con alguien por sentía que si lo hacía se sentiría más real la posibilidad de nunca quedar embarazada. Y mientras el tiempo pasaba la desesperanza intentaba lastimarla pero ella no quería caer en el pozo del dolor.Necesitaba ser fuerte por ella misma, pero sobre todo por su hija.
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83. Me cansé de fingir
A ella le había quedado muy claro que Dimitry y ella terminarían pronto su matrimonio. Después de ver salir a Anastasya de la oficina de Dimitry la rabia y los celos hirvieron dentro de ella.Estaba tan furiosa que durante toda la mañana había estado tratando a Dimitry con frialdad. —Tarah, ¿Almorzamos juntos? —le preguntó René.El chico no parecía darse por vencido y a Satarah le incomodaba mucho porque si Dimitry se enteraba de aquel coqueteo no sabía qué era lo que le haría.—René...Para su sorpresa la puerta de la oficina de Dimitry se abrió y el hombre clavó sus ojos celestes sobre ella. Parecía que estaba furioso. Probablemente había escuchado la pregunta de René pero poco le importaba. Era ella la que debería estar furiosa.Anastasya había pasado demasiado tiempo en la oficina de él ¿Y quería censurarla por algo que no estaba en su control? ¡Que se fuera al infierno!Pero tampoco iría con René.Primero no quería, y segundo no lo usaría porque estaba segura de que Dimitry l
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84. No llores
Dimitry condujo a Satarah de la mano por el restaurante donde la había llevado.Era la primera vez que él lo hacía.Como si quisiera mostrarle a los demás que ella era su esposa y el sentimiento respecto a esto era agridulce.Sentía un nudo en su vientre bajo la mirada instigadora de las personas que los rodeaban.—Tranquila —susurró su esposo en su oído enviando una descarga eléctrica por todo su cuerpo.Sus pezones se pusieron en punta solamente con su cercanía.Su pecho contra su espalda.Incluso se sentía nerviosa recordando lo que había sucedido con ellos en el ascensor.Todavía sus piernas estaban temblorosas y no podía pensar bien lo que estaba pasando pero se sentía ansiosa de alguna manera.Dimitry corrió una silla de manera caballerosa para que ella se sentara y Satarah lo hizo tímidamente.¿Había entrado a la dimensión de lo desconocido?Los meseros no tardaron en traerle la carta a ambos y le pidió a Dimitry qué pidiera por ella.—¿Por qué me trajiste aquí? —Preguntó una ve
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85. ¿Me perdonarás por quererlo?
El insomnio se había apoderado de ella.Sus ojos permanecieron cerrados fingiendo dormir hasta que sintió que Dimitry se durmió justo a su lado.Después de todo el caos del restaurante habían curado su herida y ella no pudo apartar sus ojos de él.Allí en medio de todo esa locura Satarah había tenido miedo pero lo curioso de todo es que no había temido por ella. Sino por el temor a que pudieran lastimar a Dimitry y en efecto había resultado así."Esta vez no fue más grave pero... ¿Y si es peor después?"Probablemente estaba siendo dramática porque aquella era la línea de "trabajo" de Dimitry pero no podía evitar sentirse angustiada.Incluso después de que le dijeran que la herida no era grave no podía dejar de ver su hombro como si con eso se aseguraba de que su esposo estuviera bien.La imagen del restaurante venía una y otra vez a su cabeza.Dimitry se había interpuesto entre ella y el peligro.La había asegurado, salvado. Se había arriesgado por ella."Dimitry es un hombre de palabr
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86. Que te diga "mamá"
—¡¿Qué carajos, Satarah?!Él ahora tomó su rostro entre sus manos haciendo que Tarah alzara la cabeza para encontrarse con sus ojos celestes ahora oscurecidos por una emoción furiosa nublándolos.—¡Jamás digas esa m****a otra vez! ¡Ni siquiera lo pienses! ¡Te lo prohíbo! —rugió en un tono que no admitía réplica y ella se quedó mirándolo completamente aturdida.Dimitry parecía tan enojado que Tarah sintió un golpe en su corazón al notar su vehemencia. La intención clara de protegerla.Una vez más como cuando ellos siempre se tocaban la atmósfera cambió notando aquel deseo reprimido empujándolos hacia el otro.—Dimitry...—Ni una palabra de esa m****a. Eres más fuerte que eso, ¿Qué está pasando?Sinceramente Satarah lo miró con sorpresa porque no se esperaba su pregunta.¿Cómo podía responderle que sus pensamientos eran un desastre y que sus sentimientos eran aún peor?—Nada.Satarah quiso irse refugiarse en un lugar donde él no llegaría y eso en definitiva lo frustró.Ella comenzó a ale
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87. No me sigan
Satarah sintió que su corazón se apretaba en ese intante. Intentó inhalar profundo pero parecía como si sus pulmones de repente se hubieran cerrado evitándole la posibilidad de respirar. La opresión en el pecho se hizo más fuerte mientras que cerraba el sobre apretándolo contra su pecho.—¿Qué es esto? ¿Es real...?Parpadeó tratando de asimilar la lluvia de pensamientos que comenzó a abordarla en una mezcla entre la esperanza y el terror. Porque si comprobaba que ese cabello en efecto era de su hija ¿Quién la tenía si su padre estaba muerto? ¿Qué le habían hecho a su niña? ¿Dónde estaba y por qué estaban enviándole aquello?—¿Y si ella sabe de mí? —la calidez golpeó su pecho al pensar en ello—. ¿Qué voy a hacer?Tarah volvió a leer la nota mareada en medio de la brumosa sensación de estar perdida en el limbo de pensamientos y emociones.Esperaba encontrar una pista.Algo que le dijera dónde encontrarla.¿Quién se había atrevido a jugar con su cabeza de esa manera?"¿Debo contarle a Di
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88. Se trata de ella
—Joder, no me esperaba que me arrebatara el arma.Zinoviy no apartó sus ojos de ella.Cada movimiento que hacía lo llenaba de orgullo.Estaba frustrado por no poder hablar con ella pero al mismo tiempo disfrutó de la seguridad de Satarah al enfrentarlos.—Estamos jodidos, no puedes volver a la casa de Romanov. Ella se lo contará todo.—Lo sé, maldita sea, es terca. Si se hubiera quedado...—Ella está enamorada de ese bastardo ¿Verdad? —gruñó Zinoviy irritado.Andrei apretó la mandíbula enseguida.—No lo sé.—Sea como sea voy a hacer que Satarah venga conmigo, nunca ha debido casarse con ese maldito de Romanov. Nunca debió tocarla. Con él ella está peligrando y esa m****a no me gusta nada.*Satarah se había dirigido a la casa de Polina e inevitablemente se echó a llorar cuando su mejor amiga le abrió la puerta.—¿Tarah?Polina la abrazó.Ella comenzó a contarle sobre el engaño y cómo la habían utilizado de aquella manera tan cruel para llegar a Dimitry.—No puedo creerlo, ¡Esos hijos d
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89. La pequeña Alina Alekseeva
Después de colgar la llamada, Satarah se levantó de inmediato de la cama saliendo de la habitación.Sus pasos temblorosos la guiaron hasta las escaleras con una esperanza renovada inhaló profundamente para calmar su ímpetu desquiciante dirigiéndose a la salida.Recordó todas las veces que había anhelado poder encontrar a su hija. Alguna pista sobre ella. Su nombre... nada había sido posible. Como si su padre hubiera borrado su existencia hasta ahora.Gian debía haber encontrado algo importante y esa respuesta estaba por descubrirla.Primero tenía que atravesar el jardín pero cuando escuchó la bocina del auto de Gian se echó a correr como una loca hasta la puerta donde habían varios hombres de Dimitry los cuales enseguida se pusieron alerta al verla.—Abran la puerta.—No podemos hacer eso, señora...—Abran. La. Puerta —dijo de manera amenazante mirándolos como si estuviera a punto de matarlos a todos con sus propias manos.—Nadie extraño puede entrar a la casa, son órdenes.—Vale. Nadi
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90. Huele a humo
MEDIA HORA ANTES—¿La tiene allí en su casa?—Al parecer sí. Todo parece normal, él la adoptó legalmente aunque no sé cómo demonios se lo permitieron si no está casado.Dimitry se pasó una mano por el cabello antes de suspirar irritado.—No me gusta. Es mucha casualidad que la haya adoptado específicamente a ella. Necesito traerla a casa, pero tenemos que actuar con cautela por si acaso Seleznev quiere usarla como escudo humano. Tenemos que protegerla.Después de suspirar tratando de dejar ir la ansiedad miró a Valerik pensando sus próximos movimientos.—Para atacarlo necesitamos reunir la msyor cantidad posible de hombres, nuestras armas son las mejores del mercado pero necesitamos los mejores tiradores. Además debes asegurarte del número exacto de los hombres con los que cuenta Seleznev, no quiero sorpresas. Tenemos que saber a quienes nos estamos enfrentando y la seguridad de Ava es lo más importante.Dimitry empezó a trazar un plan mental. Después de que supieran cuántos hombres t
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