Todos los capítulos de El Secreto de la Esposa Embarazada del CEO : Capítulo 31 - Capítulo 40
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CAPÍTULO 31. La ira de Don Ricardo.
Capítulo 31La ira de Don RicardoAlessia se despertó temprano, sintiendo un dolor de cabeza y un vacío en el estómago. La noche anterior había sido un infierno, y no podía dejar de pensar en la forma en que Leonard la había tratado.Se levantó de la cama y se dirigió al baño para darse un baño y tratar de calmarse. Pero justo cuando estaba a punto de entrar al baño, escuchó a Jenkins, el mayordomo, diciéndole que su padre se encontraba en la puerta principal de la mansión.Se acercó a la ventana y miró hacia afuera, y su corazón se detuvo al ver a su padre, Don Ricardo, y a su madrastra, Alana, bajando de su coche.Alessia se sintió como si hubiera sido golpeada en el estómago. Sabía que su padre estaba furioso con ella, y que no iba a dejar que se saliera con la suya.Se dirigió rápidamente a la puerta principal y la abrió, intentando sonreír y parecer calmada.—Hola, papá —dijo Alessia, nerviosa ante su presencia. ¿Qué te trae por aquí?Don Ricardo la miró con una expresión de ira
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CAPÍTULO 32. Sentimientos encontrados.
Capítulo 32Sentimientos encontrados.Alessia se encontraba sola y llena de miedos en una fría sala de espera en una clínica lejana. Estaba internada esperando las contracciones para dar a luz a su pequeña niña. Se sentía ansiosa, aterrada, sin nadie que la acompañara en ese momento tan difícil e importante de su vida. Anthony había desaparecido estos últimos meses y Leonard, a pesar de que desde hace meses que había regresado al país, nunca más se había acercado a la mansión a ver a Alessia. —¿Cuánto falta para que dé a luz? —preguntó Alessia a la enfermera que la atendía.—No mucho, señora —respondió la enfermera—. Las contracciones están cada vez más cerca. Prepárese para recibir a su bebé en poco tiempo. No se asuste. En un momento se le realizarán los estudios pertinentes para ver si puede tener a su bebé de manera natural o si se le programa una cesárea de emergencia. Alessia asintió con la cabeza, sudando y temblando de miedo, y se preparó para lo que estaba por venir. Los
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CAPÍTULO 33. Rompiendo sus alas.
Capítulo 33Rompiendo sus alas.El tiempo seguía transcurriendo y Leonard se mantenía presente en la vida de Lizzy. A sus dos años ya lo reconocía como su padre.A pesar de su buena relación con la niña, había creado un abismo entre él y Alessia, a la que por tanto tiempo seguía evadiendo.Alessia era una mujer dulce, cariñosa y amable. Durante un buen tiempo se esforzó para ganarse el perdón de su esposo. Solo Dios sabía todo lo que luchó por al menos una sonrisa de ese hombre, o tan siquiera una mirada. Pero nada de lo que hacía era suficiente para atraer su atención. «Verás que con el tiempo podremos salir adelante y rehacer nuestra vida, juntos», fue lo que le dijo Alessia a su esposo, la última vez que él la miró fijamente a los ojos.Se sintió ridícula al recordar sus palabras, porque Leonard no era, ni sería nunca ese hombre tan cariñoso y amable que alguna vez conoció.Su imponente presencia cortaba el aire, dejaba sin respiración a Alessia cada vez que lo veía en casa. Su vo
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CAPÍTULO 34. Decisiones que duelen
Capítulo 34Decisiones que duelen. Las lágrimas de Alessia seguían cayendo en cascada por sus mejillas, mientras que Leonard buscaba la manera de causarle más sufrimiento. La despreciaba, y no solo por embarazarse de otro hombre, sino por mentirle a la cara tan descaradamente después de todas las oportunidades que tuvo para decirle la verdad, para ser leal a él, como él lo había sido con ella.—No me importa cuanto te opongas a esto —afirmó Alessia entre sollozos—. Voy a insistir tanto que no te quedará más que firmar el maldito documento y dejarme ir.—¿Eso es lo que crees? —bufó—. Si tu propósito es perder el tiempo entonces hazlo.Alessia apretó sus diente tanto como pudo, hasta escucharlos rechinar, teniendo la necesidad de soltar las palabras que se quedaban atascadas una a una en su garganta. Ni siquiera sabía que decir, pero seguramente sería una mezcla de reclamos y groserías.—Eres un imbécil —comentó con su voz baja y firme, a centímetros de su boca—. No mereces que te sig
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CAPÍTULO 35. El peso de los errores.
Capítulo 35El peso de los erroresAlessia sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal al ver a ese hombre frente a ella, sentado en su lugar, comenzando a comer el desayuno que estaba servido para ella.La imponente presencia de Leonard la hacía temblar y no era por miedo, sino por ese extraño cosquilleo que sentía en su estómago al tenerlo cerca. Sabía de que se trataba exactamente, pero no se atrevía ni a pensar en eso. Lizzy, emocionada de ver a Leonard gritaba llena de emoción mientras corría a sus brazos.Él, por supuesto que la recibía encantado, ella era el motivo por el cual seguía visitando esa casa.Alessia se retiró del comedor, había perdido el apetito por completo al verlo, más que eso, deseaba alejarse de él, de su perfume y de los estúpidos pensamientos que comenzaban a crecer en su cabeza.Después de que Leonard compartió el desayuno con la niña, esperó a Alessia en la biblioteca. —¿Qué es lo que quieres? —preguntó Alessia y Leonard la observó de arriba a abajo,
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CAPÍTULO 36. Abandonando sus sueños.
Capítulo 36Abandonando sus deseosVer a Enzo postrado en una cama fue un golpe duro para Alessia. Sentir su vulnerabilidad luego de verlo por tantos años como un hombre fuerte y valiente fue duro, a pesar de que se mostraba fuerte, sentía mucha pena de verlo en ese estado.Se adentró nuevamente en la habitación donde Enzo reposaba en su cama, con los ojos cerrados.El tumor en su cerebro estaba comprometiendo algunas funciones de su cuerpo y comenzaba a padecer diferentes afecciones.Nuevamente Enzo abrió sus ojos y ladeó su cara ligeramente hacia Alessia. —¡Volviste! —exclamó con su voz entrecortada y obligando una sonrisa. —Me quedaré aquí hasta que el doctor me lo permita —respondió ella, besando la frente de su suegro.—Me alegra que así sea —respondió, extendiendo su mano temblorosa hacia ella.—Lamento mucho lo que ha tenido que pasar, señor Blackmond. Pero ya me he encargado de la documentación necesaria para que reciba su tratami...Enzo interrumpió, con una leve sonrisa en
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CAPÍTULO 37. Una promesa que no puede cumplirse.
Capítulo 37Una promesa que no se puede cumplir. Alessia se quedó inmóvil ante la reacción de Enzo. Su ritmo cardíaco estaba acelerado.Observó en silencio como la enfermera aplicaba una inyección en la vía intravenosa.No podía despegar sus ojos de él, y sonrió forzadamente mientras sus ojos se llenaban lentamente de lágrimas imposibles de soltar.Sentía su pecho vacío y su alma rota. Parecía que su corazón había muerto al fin. Como si fuera dado su último latido al escuchar aquella confesión que le hizo esa mujer a Leonard. Ella fue su primer amor y estaba segura de que jamás podría olvidarla.—Alessia, mi niña —dijo Enzo, mientras tosía un poco.Alessia lo miró con compasión. Le devolvió la sonrisa y se acercó a él, tomándole la mano.Juró que esto no se le olvidaría y no solo por ella, sino por Enzo, por que Leonard había preferido ir a verse con su ex, antes de estar con su hijo en un momento como este.—¡No diga nada más! —exclamó ella, con su voz quebrada—. Recuerde que está
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CAPÍTULO 38. Noticias devastadoras.
Capitulo Noticias devastadoras.Alessia estaba sentada en la pequeña sala de espera del hospital, rodeada de la luz fría y amarillenta de los tubos fluorescentes que parpadeaban en el techo, llenando el espacio con su zumbido constante. La habitación estaba desordenada de manera impecable, como si se hubiera olvidado de ser un lugar que contenía las vidas de personas, de familias, de momentos frágiles. Ella no podía dejar de mirar su teléfono, el brillo de la pantalla reflejando la preocupación en su rostro mientras sus dedos recorrían la pantalla sin siquiera procesar lo que estaba viendo.El eco de su respiración era lo único que la acompañaba en ese silencio asfixiante. El olor a desinfectante y a medicina flotaba en el aire, como una niebla invisible que se metía en sus pulmones, volviéndose cada vez más insoportable. La presión sobre su pecho no era solo física, sino emocional: su suegro estaba luchando por su vida, y Leonard, el hombre con quien se había casado, no le atend
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CAPÍTULO 39. El silencio que todo lo consume.
Capítulo 39El silencio que todo lo consume.Leonard se encontraba sentado en el sofá del salón, con las manos sobre sus rodillas, la cabeza baja y los ojos fijos en el suelo. No había nada en ese espacio que lograra captar su atención; solo la frialdad del entorno lo rodeaba, una frialdad que lo calaba hasta los huesos. El sonido del tic-tac de un reloj invisible en algún rincón parecía más presente que nunca, como si el tiempo se estuviera riendo de su dolor, burlándose de la irreversibilidad de todo lo que acababa de suceder.Alessia lo observaba desde la puerta, donde la luz de la entrada no conseguía alcanzar los rincones más oscuros de su ser. Había algo en su mirada que ya no brillaba, algo que se había roto y que ni siquiera el dolor de la pérdida parecía poder remendar. Se acercó lentamente, sin prisas, pero sin detenerse. Algo en su interior le pedía que no lo dejara solo. Pero su corazón estaba tan agotado que, incluso acercándose, no sabía si sería capaz de decir una so
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CAPÍTULO 40. El último acto.
Capítulo 40 El Último Acto.El aire pesado del campo santo se llenó de una tensión palpable. Las campanas siguieron sonando en la distancia, pero para Leonard, cada repique era un eco que lo golpeaba con mayor fuerza. Sus ojos seguían la figura de Alessia mientras ella se alejaba lentamente del ataúd de su padre, con la misma elegancia implacable que la había caracterizado siempre, pero ahora, con una quietud en su rostro que reflejaba una dolorosa resolución.La luz tenue de la tarde caía sobre ella, dándole un brillo etéreo, como si fuera una aparición, una presencia que ya no se podía tocar, que ya no formaba parte de su mundo. Su vestido negro, apenas dejaba ver el movimiento delicado de su figura al caminar.Leonard no sabía cuánto tiempo había pasado desde que ella se había detenido junto al ataúd de su padre. Su mente seguía envuelta en un manto de confusión, de remordimientos que no lograban formarse en palabras. La figura de Camila a su lado era apenas una sombra más en t
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