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Todos los capítulos de Seduciendo al primo de mi Ex: Capítulo 61 - Capítulo 70
87 chapters
61. Hay un atardecer esperándonos
Esa mañana nos dedicamos a desayunar juntos. Ese día notaba a Derek mas vivo que nunca. No me dejaba salir por todo el día dándonos cariños hasta que lo amenace que me dejaría seca. Con una calidad sonrisa, aunque algo molesto decidimos por fin salir dándome cuenta como el sol comenzaba a caer en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranjas y dorados. La brisa suave del mar acariciaba mi piel, y a medida que nos adentraba en la isla privada, no podía evitar sentirme un poco atrapada en un sueño. ¿Cuál fue la última vez que me había permitido sentirme de esta manera? Después de un tiempo andando, paramos para descansar y observaba cómo Derek elegía recargarse en una palmera. Tenia una intensidad en su mirada que parecía querer penetrar en lo más profundo de mi ser, como si pudiera descifrar mis pensamientos más íntimos. Me mostró su mano, invitándome a acercarme.—Mi pequeña gatita —su voz era como un suave murmullo de las olas—, ven aquí y déjame mostrarte algo.—¿Y si lo que me
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62. Ni siquiera yo
Derek MontenegroHacía un día que habíamos regresado de nuestro viaje. Una vez más, Eloise recibió una invitación de su hermano para salir. Intenté mandarla con Benjamín, pero solo me lanzo una advertencia de que se marcharía si lo hacía... y como un perro bien entrenado, cumplí. Ella poco a poco se estaba convirtiendo en mi dueña, su deseo era el mandato que cumpliría sin pensármelo dos veces. Al prever que ella lo identificaría, opté por enviar a un hombre de nuestra confianza para observarla de lejos.Nos encontrábamos en un pequeño bar de mala muerte donde solo se utilizaba para reuniones clandestinas de mis propiedades. El cantinero mezclaba las bebidas sin prestar atención a nuestra presencia, como si no nos hubiera notado a su alrededor. La escasa luminosidad del sitio apenas alcanzaba a alumbrar la mesa de madera en la que nos encontrábamos congregados. La tensión se podía sentir en el ambiente, el olor embriagador a whisky impregnaba el aire. Mi expresión era completamente frí
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63.¿De qué tienes miedo?
Tras conducir por un buen rato hastas dirigirnos a la hermosa edificación llena de colores cerca de la costa del mar. La noche estaba impregnada de luces resplandecientes y risas sonoras de los empleados, otorgando al parque de atracciones un ambiente encantador. La apariencia de todo había cambiado por completo, como si los tonos brillantes de las atracciones se hubieran animado y me estuvieran llamando a sumergirme en un universo lleno de entretenimiento. Derek había alquilado todo el lugar solo para nosotros, y la sorpresa aún burbujeaba en mi pecho mientras girábamos alrededor de una noria iluminada que desafiaba el cielo estrellado. —Parece que estás feliz —comentó Derek escudriñándome con detenimiento y tras unos segundos solo sonrió levemente al verme reír como una niña. Las palabras que escuché me hicieron sonreír aún más. —¡Estoy demasiado feliz! —exclamé, contagiada por la emoción. —Siempre he querido montarme en eso. —Mostraba entusiasmo absoluto al ver la montaña rusa.
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64.¿Quiénes se creen que son?
Un hombre me llevaba a rastras hacia una camioneta, pateaba con todas mis fuerzas pero no lograba soltarme. Con fuerza, mordía su mano provocando que liberase mi boca por unos segundos los suficiente que use para gritar con fuerza.—¡Derek, ayúdame!Al emitir mi grito, pareció que desaté a una criatura que se volvió velozmente para observar cómo me llevaban arrastrada. Con una elegancia que infundía temor, sus ojos azules se volvieron gélidos al cambiar el cargador de su arma y empezar a disparar en mi dirección. El sujeto que me había arrastrado me arrojó con gran facilidad hacia la parte trasera de una furgoneta. Después de cerrar la puerta, percibí un golpe fuerte y la furgoneta empezó a moverse. Trataba de disimular mi temor, a pesar de que mis manos temblaban observaba a mi alrededor. Desde arriba, una luz iluminaba el lugar permitiéndome distinguir la presencia de unas sábanas. Un ruido penetró en mis oídos, percibiendo que surgía de la estática que resonaba en el parlante, caus
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65. No puedes escapar
Desperté un poco confundida, abriendo los ojos lentamente para acostumbrarme a la luz del lugar en el que me hallaba: la habitación de Derek. Mis sentidos se intensificaron, mi respiración se aceleraba mientras evocaba todo lo sucedido. Gritos, sangre, unos ojos vicerales. Desde lejos, pude oír cómo la puerta de la habitación se cerraba con un sonido metálico, dejándome atrapado en un silencio cargado de tensión. ….Derek estaba ahí Después de un breve instante, giré lentamente la cabeza con delicadeza y percibí que estaba cubierta por la sábana... y en una esquina pude distinguirlo claramente de pie frente a la ventana, con la luz de la luna iluminando su silueta. Emergía de la oscuridad, con una mirada helada, un semblante tan duro como el diamante y una presencia imponente. Me sentaba en la cama, percibía cómo poco a poco se aproximaba hacia donde yo estaba. La presencia que emanaba era tan impactante que recordaba a la de Lucifer a punto de arrebatarme el alma.—Necesitamos te
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66. No todo es malo
—Derek, espera…—jadeaba lentamente separándome de sus labios.En ese momento, mi mente estaba completamente en blanco, no lograba pensar con claridad en sus manos. Las caricias recorrieron mi piel mientras me bajaba bruscamente los pantalones. Un intenso suspiro de deleite se liberó de mi parte, mientras observaba sus ojos fríos. Esos ojos llenos de crueldad habían disparado a un hombre hace unas horas atrás.—No, no podemos, déjame pensar.Trataba de distanciarme, pero con un gesto provocativo, tiraba suavemente de mi cabello para inclinar mi cabeza y dejar al descubierto mi cuello. Me propinó un chupetón que provocó un intenso escalofrío en mi columna vertebral. Al sentir su caricia, mis pezones se pusieron duros al contacto de su otra mano.—Eloise… —por la intensidad de su excitación, su voz adquiría un tono áspero—No tienes por qué temerme. Inclinándose, empezó a explorar mis muslos con su lengua.—Debo pensarlo—mi voz temblaba soltando un suspiro de satisfacción.—Permite que se
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67. Paintball
Los primeros rayos del sol coloreaban el firmamento con matices vibrantes en tonos anaranjados y rosados cuando Benjamín y yo nos dirigíamos hacia el campo de paintball, donde mi hermano me propuso acompañarlo al expresarle que queria hablar con el. La expectativa burbujeaba en mi interior, mezclada con una pizca de nerviosismo. A pesar de haber experimentado varios deportes, nunca antes había participado en una partida de paintball. Por loque sabia de mi hermano, el era muy bueno con las pistolas de juguetes pues siempre que iba al parque de diversiones regresaba con varios muñecos que sacaba en esos tipos de juego para mí. Aunque, sin poder evitarlo la idea de enfrentarme a Alessandro mientras intentaba hablarle mientras disparábamos balas de pinturas me provocaba una sonrisa. Al aproximarme, observaba cómo se apoyaba en un camión decorado con estampado de camuflaje mientras se ajustaba una pañoleta amarilla para distinguir a su grupo. Lo vi completamente tranquilo en compañía d
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68. Gran destreza con las armas
Mi cuerpo seguía impregnado de adrenalina. Después de cambiarnos, procedíamos a retirar los elementos de protección del campo de paintball que habíamos rentado. Me acerqué a Alessandro abrazándolo con cariño de hermanos.—Me divertí mucho, —con una sonrisa revelaba mi alegria.Asintió con la cabeza y sonrió, aunque sus ojos parecían estar en busca de algo, o quizás de alguien. Observaba detenidamente a Benjamín y Giovanni con su mirada. A pesar de no haber hablado, sus ojos se encontraron en un desafío mudo. Benjamín permanecía imperturbable mientras que Giovanni irradiaba una energía intensa, manteniéndose separados a una distancia segura. Se comunicaban de una manera que solo ellos lograban descifrar. Noah, por otro lado, se acercó con una sonrisa. —Oye, ¿quieres ir a comer? Nuestro amigo tuvo que irse, y me da cosa desperdiciar esta oportunidad de almorzar con ustedes.Acepté con alivio la oportunidad de alejarme de la tensión evidente entre los otros dos. Decidimos visitar un aco
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69. Nos convertiremos en socios
Esa mañana me levantaba un poco aturdida sin entender porque. Al no haber regresado Derek, opté por contactarlo por teléfono. Desde el otro lado se podía oír un suave gruñido, como si estuviera apenas despertando.—Buenos días gatita —murmuro ligeramente somnoliento. —Buenos días Derek…no estas aquí ¿Por qué?Intentaba sonar relajada, no parecer controladora pero en mi interior me daba un poco de miedo que el perdiera la vida ahora que sabia lo que era.—Lo siento pequeña gatita. He estado eliminando parte del grupo de quien nos atacó. —Se produjo un breve momento de silencio entre nosotros —Creíamos haber eliminado a muchos, pero parece que el que envió tu secuestro más poderoso de lo que imaginaba. De ahora en adelante necesito que siempre cargues tu arma ¿Recuerdas como disparar?Cada palabra golpeaba mi corazón al indicar que esa sería mi realidad de ahora en adelante. Una sonrisa leve se dibujó en mi rostro, dejando entrever mi tono sarcástico.—Increíble, la mayoría de los caba
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70. Se acabó
Derek Montenegro La llamada se cortó con un sonido seco. La frustración que sentia empezó a recorrer mis venas como un líquido corrosivo. ¡Maldición! En el almacén, el ambiente estaba cargado con el penetrante aroma de la sustancia ilegal, agarrando al desleal por su camisa, la cual estaba sucia y desgarrada. Al recogerlo del piso, noté lo pesado e inútil que era al sostenerlo. Él compartió una de mis fórmulas con Santoro y estaba a cargo de ese laboratorio. En las últimas horas, me había enfocado en perseguir a todos los que estaban junto a Santoro o a los traidores que afirmaban ser mis aliados. —No terminan de aparecer todos —mascullé mientras, de manera ágil, el arma que sujetaba con mi mano derecha disparó directamente a su cabeza. En el almacén, se escuchó un sonido fuerte que reverberó, un eco metálico que chocó con las paredes de concreto. El hombre, ahora sin movimiento, se desplomó hacia atrás, salpicándome la camisa y el rostro con sangre. Permanecí en ese lugar, res
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