Se acercaron, sus rostros casi rozándose, y por un momento, Madison pensó que sus labios se encontrarían. La tensión era tan intensa que la distancia entre ellos parecía evaporarse.Pero justo en ese momento, el abuelo Sterling, sin saber lo que ocurría entre los dos, levantó nuevamente el micrófono.—¡Un aplauso para estos dos maravillosos jóvenes! —exclamó, rompiendo la magia del momento.Los aplausos resonaron por todo el salón, y ambos se separaron rápidamente, tratando de disimular el ardor en sus mejillas y la confusión que sentían.Madison, con el corazón aún acelerado, intentó sonreír, pero no podía evitar sentirse invadida por la extraña mezcla de emociones que la habían embargado. Ethan, por su parte, la observaba con una mezcla de frustración y fascinación, aún incapaz de procesar por completo lo que acababa de suceder.A pesar de la interrupción, ninguno de los dos podía ignorar lo que acababa de pasar. Había algo entre ellos, algo que ni siquiera sabían cómo describir, pe
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