Aisling comenzó a moverse en la cama, incómoda. Tenía frío, así que, desesperada, buscó el cálido cuerpo humano que estaba a su lado. Parecía un pequeño gatito ronroneando al recibir una suave caricia en la cabeza, y justo así se sintió cuando percibió la calidez de aquella mano. Pero, cuando su su
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