Aisling, esta vez, decidió no esperarlo. No iba a caer en la misma rutina, así que terminó de cenar y se retiró a su habitación, preparándose para descansar. Se metió en la cama y cerró los ojos, aferrándose a la vana esperanza de conciliar el sueño. Sin embargo, su mente no dejaba de preguntarse d
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