Tal parece que no soy la única que está pasando por un momento difícil y como su esposa, lo menos que puedo hacer es aliviar sus cargas en casa. Por lo que, tomo su mano y la acaricio levemente, para no entretenerlo cuando está conduciendo. — No necesitas preocuparte por la limpieza de tu padre y todo lo que necesite. Solo asegúrate que el doctor coloque las instrucciones claras y yo me haré cargo del resto, tú solo ve a trabajar. Tu padre y yo estaremos bien. — Pajarita, no me casé contigo para que seas la enfermera personal de mi padre ni que estes encerrada en casa. — Lo sé, si lo voy a hacer es porque quiero y sé que no será por mucho tiempo. Eres alguien competente en tu trabajo, por eso, eres el jefe. Por lo que, sé que no vas a tardar mucho tiempo para erradicar a las ratas. Maximiliano me observa levemente y me sonríe, se siente feliz y un poco más tranquilo por mi respuesta y yo me siento mejor porque no estoy solo recibiendo, si no que, al tener la opor
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