Capítulo 62: Mucho placer

Sin saber porque me siento así cuando ya no soy virgen, deslizo mi mano por mi cuerpo hasta poder sentir cuanto me falta para realmente estar en el inicio de su miembro sorprendentemente grande.

— Finalmente te decidiste a tocarlo. Tranquila, es grande pero no muerde y menos si eres tú, el pequeño sabe cómo comportarse con su dueña, lo he entrenado bien.

— ¿Acaso es un perro para recibir entrenamiento?

— No lo sé, ¿quieres descubrir si está entrenado? — pregunta Maximiliano y dudo que esté hablando de algo normal.

— Estás loco. — digo al recordar cómo ha llamado pequeño a algo que es el antónimo de eso.

‘Sin duda, no había entrado completamente en mí.’ Me digo mentalmente.

Mi cuerpo esta tenso y Maximiliano sabe cómo relajarlo porque sus labios se pegan a mis pechos enviando un litro de es
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