GABRIELA —No puede ser, mi hermano porque, es que me tengo que ir de verdad, déjame ir, ! RODRIGO!. Me desespero a más no poder cuando siento que debo caminar pero el no me suelta y yo solo quiero que me salgan alas para ir por mi hermano y mi familia, la llamada desesperada de mamá es todo lo que ha sido nuestra vida por años desde que mi hermano de una u otra forma torció el camino y me duele tanto como me llena de rabia que no haya aprovechado las oportunidades que él también ha recibido. —Por favor no lo entiendes, mi mamá está muy mal, papá es diabético y el estúpido de mi hermano, ellos me necesitan— sollozo en su pecho— déjame ir. —¡No te estoy reteniendo de esa manera!— me grita como hace mucho no lo hacía y me callo ante eso— por favor, cálmate.—!Me tengo que ir!. —No te vas a ir, no así y menos sola, ya te dije que no te vas Gabriela, ¡Nos vamos!, estamos juntos. Dice haciendo una llamada mientras yo me cambio de inmediato, mis nervios no me dejan pensar, mi hermano p
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