Todos os capítulos do Atada a un Matrimonio con el CEO Mafioso: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo 41 —Duerme, pequeña...
Capítulo 41 —Duerme, pequeña...Narrador: Franco se apartó de Lorena con una última mirada cargada de posesión. Su cuerpo aún vibraba por el deseo contenido, su piel ardía, su respiración seguía siendo irregular. Ella yacía en la cama, su pecho subía y bajaba con agitación, los labios entreabiertos, sus muslos aún temblorosos por el éxtasis que él le había provocado. Se veía jodidamente hermosa así, desarmada, rendida, completamente suya. Pero Franco sabía que no podía más. Si seguía mirándola, si seguía sintiendo el calor de su cuerpo, la habría tomado sin control alguno. Y no. No así. No cuando ella aún tenía en su interior la inocencia de no haber sido de ningún hombre. Maldiciéndose a sí mismo por no haber perdido la cabeza y haberse hundido en ella como su cuerpo le exigía, se puso de pie. Caminó hacia el baño con pasos pesados, como si arrastrara un peso insoportable sobre su espalda. Cerró la puerta con un leve clic y se apoyó contra ella por un momento, pasando una mano por s
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Capítulo 42 —Loza en mil pedazos
Capítulo 42 —Loza en mil pedazosNarrador:Franco despertó con la luz tenue de la mañana filtrándose por las cortinas, bañando la habitación con un resplandor dorado. Su cuerpo aún estaba tibio, relajado después de una noche de sueño profundo, pero lo que más captó su atención fue la forma en que Lorena seguía enredada en él. Su respiración era lenta y acompasada, su cuerpo pequeño y cálido encajaba perfectamente contra el suyo. Movió ligeramente la cabeza y la vio. Su rostro estaba sereno, con el cabello desordenado sobre la almohada. Dormía profundamente, como si el mundo a su alrededor no existiera. Pero lo que lo tensó de inmediato fue la posición de su mano. Su palma descansaba sobre su bajo vientre, y sus dedos apenas rozaban la rigidez de su erección a través del pantalón del pijama. Franco contuvo el aliento, su mandíbula se tensó. Era un contacto mínimo, inocente, pero su cuerpo no lo interpretó así. Su miembro palpitó bajo la presión de aquellos dedos inertes, y él maldijo e
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Capítulo 43 —El perfume
Capítulo 43 —El perfumeNarrador:Franco se quedó de pie en su despacho, con la mirada fija en la puerta por donde Lorena había desaparecido. Inspiró hondo, intentando ordenar sus pensamientos. La imagen de ella, con la rabia destilando de cada uno de sus movimientos, con esos ojos encendidos que lo miraban como si quisiera asesinarlo, seguía grabada en su mente. Sabía que debía ir tras ella. Sabía que debía enfrentarla. Pero por primera vez en mucho tiempo, dudó. Lorena no era como las mujeres con las que había tratado antes. No era alguien que pudiera calmar con unas palabras bien colocadas o con un beso estratégicamente entregado. Ella era fuego, un fuego que se encendía con facilidad, pero que no se apagaba con simplezas. Y, sobre todo, él no quería apagarla. Pasó una mano por su nuca, exhalando con frustración. Sabía lo que estaba pensando en ese momento, sabía que su mente estaba creando escenarios donde él y Rebeca aún tenían algo. No podía permitir que eso se quedara así. Gruñ
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Capítulo 44 —Quémame
Capítulo 44 —QuémameNarrador:El agua fría empapaba cada fibra de su ropa, pegándola a su piel como una segunda capa, haciendo que la tela se volviera casi transparente sobre su figura. Franco se mantenía inmóvil bajo la ducha, el agua deslizándose por su cabello, su rostro, su pecho dibujado. Sus músculos tensos, su mandíbula apretada… parecía contenerse con cada respiro. Lorena, de pie frente a él, sintió la boca seca. Había querido demostrarle su enojo, quería desafiarlo, pero no esperaba esta reacción. No esperaba verlo así: despojado de su control habitual, con la camisa mojada adherida a su torso, revelando cada tatuaje que cubría su piel marcada por cicatrices. Era una imagen devastadora. Era su perdición.—¿Te quedó claro? —su voz ronca la sacó de su ensoñación.Ella parpadeó.—¿El qué?—Que Rebeca no significa nada. Que lo único que hay en mi piel es agua y no su perfume.Ella tragó saliva, su corazón golpeando contra su pecho.—Eso ya lo entendí… —susurró.Franco soltó un s
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Capítulo 45 —La espera terminó.
Capítulo 45 —La espera terminó.Narrador:Franco sintió la sangre arderle en las venas cuando Lorena le dio lo que había estado evitando escuchar, pero que en el fondo deseaba desesperadamente.—Buena chica… —murmuró contra su piel, deslizando sus labios por la curva de su cadera mientras sus manos la aferraban con una mezcla de adoración y posesividad. Pero esta vez no iba a dejarse llevar por la voracidad de su deseo. No con ella. No en su primera vez. Subió lentamente por su cuerpo, dejando un rastro de besos delicados en su vientre, en la base de sus costillas, hasta llegar de nuevo a su rostro. Lorena temblaba bajo él, su pecho subía y bajaba con cada respiración acelerada, su piel resplandecía con el calor del momento. Franco atrapó su rostro entre sus manos, sosteniéndola con la misma ternura con la que uno sostiene algo frágil, valioso. —Dime si quieres que me detenga —susurró, su aliento chocando contra sus labios.Lorena negó con la cabeza, sus dedos aferrándose a sus hombro
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Capítulo 46 —Completamente mía
Capítulo 46 —Completamente míaNarrador:Después de un momento de silencio, en el que ambos intentaban recuperar la respiración, Franco se apartó lentamente del cuerpo de Lorena, asegurándose de que ella estuviera cómoda antes de dejarla completamente libre. Lorena seguía recostada en la cama, con el cabello revuelto sobre la almohada y la piel aún resplandeciente por el placer. Sus piernas temblaban ligeramente y su pecho subía y bajaba con respiraciones profundas. Franco se dejó caer a su lado, apoyando un brazo bajo su cabeza mientras la miraba. Sus ojos la recorrieron con una intensidad que la hizo estremecer a pesar del calor que todavía la envolvía.—¿Cómo te sientes? —su voz fue un susurro grave en la habitación en penumbra.Lorena giró la cabeza hacia él, encontrando su mirada oscura y penetrante sobre la suya. Se humedeció los labios antes de responder, todavía un poco aturdida por todo lo que había pasado.—Diferente… —murmuró, con una pequeña sonrisa jugueteando en sus labi
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Capítulo 47 —Puedo ofrecerte placer
Capítulo 47 —Puedo ofrecerte placerNarrador:Después de su segundo encuentro, Franco se quedó sobre ella unos instantes más, su respiración aún agitada contra su piel. Su cuerpo cubría el de Lorena como un escudo, ambos pegados, sudorosos, con el eco de su placer aún latiendo en el aire.Con un movimiento perezoso, Franco se dejó caer a su lado, sin dejar de tocarla. Su mano trazó lentamente la curva de su espalda, mientras su otra mano descansaba sobre su propia frente, intentando recuperar la compostura.Lorena, aún boca abajo, con la mejilla pegada a la almohada y los labios entreabiertos, cerró los ojos. Su cuerpo aún temblaba en pequeñas oleadas de placer residual.Franco la observó en silencio, su pecho subiendo y bajando de forma más controlada ahora.—¿Estás bien? —preguntó con voz ronca, deslizando los dedos por su cabello.Lorena asintió sin abrir los ojos.—No puedo moverme… —murmuró, con una sonrisa perezosa.Franco dejó escapar una carcajada baja, esa risa masculina y sat
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Capítulo 48 —No juego con lo que es mio...
Capítulo 48 —No juego con lo que es mio...Narrador:Lorena salió del despacho con pasos firmes, pero en cuanto giró en el pasillo, su respiración se volvió errática. Su corazón latía con fuerza, su cuerpo aún sentía el ardor de la cercanía de Franco, de su agarre, de su voz cargada de peligro y promesas no dichas.No podía dejar que él tuviera la última palabra. No después de todo lo que había pasado.Se dirigió directamente a la biblioteca. No porque quisiera leer, sino porque necesitaba calmarse. La ira, el deseo, la frustración… todo se mezclaba en su interior, y si no encontraba una manera de controlarlo, acabaría haciendo una locura.Se dejó caer en el sillón más grande, abrazando sus rodillas contra el pecho.—Mal*dito Franco Mancini… —susurró entre dientes.Apretó los ojos con fuerza, tratando de controlar las imágenes que volvían a su mente. Su cuerpo encima del suyo, su boca devorándola, sus manos recorriéndola como si fuera su posesión más preciada. Y ahora, después de todo
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Capítulo 49 —No me importa si esto está mal.
Capítulo 49 —No me importa si esto está mal.Narrador:El beso fue todo menos suave. Fue un reclamo, una declaración silenciosa de lo que Franco no podía poner en palabras. Su boca devoró la de Lorena con una urgencia desesperada, su lengua deslizándose entre sus labios, buscando, exigiendo. Ella respondió con la misma intensidad, enredando los dedos en su cabello y aferrándose a él como si fuera lo único que la mantenía de pie. El sonido del agua corriendo en la fuente era el único testigo del momento, junto con la brisa nocturna que envolvía sus cuerpos. Franco deslizó las manos por su espalda, sujetándola con fuerza, atrayéndola contra su cuerpo como si quisiera fusionarla con él. Sintió su piel erizarse bajo sus caricias, la respiración entrecortada de Lorena contra su boca, el modo en que su cuerpo se moldeaba al suyo sin reservas. Pero justo cuando sus manos comenzaron a descender por su cintura, cuando su boca abandonó la de ella para recorrer su mandíbula y bajar por su cuello
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Capítulo 50 —Quiero probarte...
Capítulo 50 —Quiero probarte...Narrador:Franco apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba sintiendo cuando Lorena se giró entre sus brazos, lo tomó de la camisa y lo atrajo hacia ella con una mirada cargada de algo nuevo. Algo desafiante. Algo que él no había visto antes en sus ojos y que le hizo hervir la sangre de anticipación.—Quiero probarte… —murmuró, su voz temblorosa pero decidida.Franco entrecerró los ojos, su mandíbula apretándose con fuerza.—Lorena… —Ella no le dio tiempo a objetar. Se arrodilló lentamente frente a él, con una torpeza encantadora que lo hizo sentir al borde de la locura. Sus manos temblaban un poco mientras desabrochaba su cinturón y luego el botón del pantalón. Franco apoyó la cabeza contra la pared y cerró los ojos un instante, sintiendo su respiración volverse errática. —Mal*dita sea… —Lorena bajó la tela con movimientos torpes, casi inseguros, pero cuando lo vio ante sus ojos, duro, grueso, palpitante y listo para ella, su lengua se deslizó incons
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