Capítulo 44 —QuémameNarrador:El agua fría empapaba cada fibra de su ropa, pegándola a su piel como una segunda capa, haciendo que la tela se volviera casi transparente sobre su figura. Franco se mantenía inmóvil bajo la ducha, el agua deslizándose por su cabello, su rostro, su pecho dibujado. Sus músculos tensos, su mandíbula apretada… parecía contenerse con cada respiro. Lorena, de pie frente a él, sintió la boca seca. Había querido demostrarle su enojo, quería desafiarlo, pero no esperaba esta reacción. No esperaba verlo así: despojado de su control habitual, con la camisa mojada adherida a su torso, revelando cada tatuaje que cubría su piel marcada por cicatrices. Era una imagen devastadora. Era su perdición.—¿Te quedó claro? —su voz ronca la sacó de su ensoñación.Ella parpadeó.—¿El qué?—Que Rebeca no significa nada. Que lo único que hay en mi piel es agua y no su perfume.Ella tragó saliva, su corazón golpeando contra su pecho.—Eso ya lo entendí… —susurró.Franco soltó un s
Capítulo 45 —La espera terminó.Narrador:Franco sintió la sangre arderle en las venas cuando Lorena le dio lo que había estado evitando escuchar, pero que en el fondo deseaba desesperadamente.—Buena chica… —murmuró contra su piel, deslizando sus labios por la curva de su cadera mientras sus manos la aferraban con una mezcla de adoración y posesividad. Pero esta vez no iba a dejarse llevar por la voracidad de su deseo. No con ella. No en su primera vez. Subió lentamente por su cuerpo, dejando un rastro de besos delicados en su vientre, en la base de sus costillas, hasta llegar de nuevo a su rostro. Lorena temblaba bajo él, su pecho subía y bajaba con cada respiración acelerada, su piel resplandecía con el calor del momento. Franco atrapó su rostro entre sus manos, sosteniéndola con la misma ternura con la que uno sostiene algo frágil, valioso. —Dime si quieres que me detenga —susurró, su aliento chocando contra sus labios.Lorena negó con la cabeza, sus dedos aferrándose a sus hombro
Capítulo 46 —Completamente míaNarrador:Después de un momento de silencio, en el que ambos intentaban recuperar la respiración, Franco se apartó lentamente del cuerpo de Lorena, asegurándose de que ella estuviera cómoda antes de dejarla completamente libre. Lorena seguía recostada en la cama, con el cabello revuelto sobre la almohada y la piel aún resplandeciente por el placer. Sus piernas temblaban ligeramente y su pecho subía y bajaba con respiraciones profundas. Franco se dejó caer a su lado, apoyando un brazo bajo su cabeza mientras la miraba. Sus ojos la recorrieron con una intensidad que la hizo estremecer a pesar del calor que todavía la envolvía.—¿Cómo te sientes? —su voz fue un susurro grave en la habitación en penumbra.Lorena giró la cabeza hacia él, encontrando su mirada oscura y penetrante sobre la suya. Se humedeció los labios antes de responder, todavía un poco aturdida por todo lo que había pasado.—Diferente… —murmuró, con una pequeña sonrisa jugueteando en sus labi
Capítulo 47 —Puedo ofrecerte placerNarrador:Después de su segundo encuentro, Franco se quedó sobre ella unos instantes más, su respiración aún agitada contra su piel. Su cuerpo cubría el de Lorena como un escudo, ambos pegados, sudorosos, con el eco de su placer aún latiendo en el aire.Con un movimiento perezoso, Franco se dejó caer a su lado, sin dejar de tocarla. Su mano trazó lentamente la curva de su espalda, mientras su otra mano descansaba sobre su propia frente, intentando recuperar la compostura.Lorena, aún boca abajo, con la mejilla pegada a la almohada y los labios entreabiertos, cerró los ojos. Su cuerpo aún temblaba en pequeñas oleadas de placer residual.Franco la observó en silencio, su pecho subiendo y bajando de forma más controlada ahora.—¿Estás bien? —preguntó con voz ronca, deslizando los dedos por su cabello.Lorena asintió sin abrir los ojos.—No puedo moverme… —murmuró, con una sonrisa perezosa.Franco dejó escapar una carcajada baja, esa risa masculina y sat
Capítulo 48 —No juego con lo que es mio...Narrador:Lorena salió del despacho con pasos firmes, pero en cuanto giró en el pasillo, su respiración se volvió errática. Su corazón latía con fuerza, su cuerpo aún sentía el ardor de la cercanía de Franco, de su agarre, de su voz cargada de peligro y promesas no dichas.No podía dejar que él tuviera la última palabra. No después de todo lo que había pasado.Se dirigió directamente a la biblioteca. No porque quisiera leer, sino porque necesitaba calmarse. La ira, el deseo, la frustración… todo se mezclaba en su interior, y si no encontraba una manera de controlarlo, acabaría haciendo una locura.Se dejó caer en el sillón más grande, abrazando sus rodillas contra el pecho.—Mal*dito Franco Mancini… —susurró entre dientes.Apretó los ojos con fuerza, tratando de controlar las imágenes que volvían a su mente. Su cuerpo encima del suyo, su boca devorándola, sus manos recorriéndola como si fuera su posesión más preciada. Y ahora, después de todo
Capítulo 49 —No me importa si esto está mal.Narrador:El beso fue todo menos suave. Fue un reclamo, una declaración silenciosa de lo que Franco no podía poner en palabras. Su boca devoró la de Lorena con una urgencia desesperada, su lengua deslizándose entre sus labios, buscando, exigiendo. Ella respondió con la misma intensidad, enredando los dedos en su cabello y aferrándose a él como si fuera lo único que la mantenía de pie. El sonido del agua corriendo en la fuente era el único testigo del momento, junto con la brisa nocturna que envolvía sus cuerpos. Franco deslizó las manos por su espalda, sujetándola con fuerza, atrayéndola contra su cuerpo como si quisiera fusionarla con él. Sintió su piel erizarse bajo sus caricias, la respiración entrecortada de Lorena contra su boca, el modo en que su cuerpo se moldeaba al suyo sin reservas. Pero justo cuando sus manos comenzaron a descender por su cintura, cuando su boca abandonó la de ella para recorrer su mandíbula y bajar por su cuello
Capítulo 50 —Quiero probarte...Narrador:Franco apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba sintiendo cuando Lorena se giró entre sus brazos, lo tomó de la camisa y lo atrajo hacia ella con una mirada cargada de algo nuevo. Algo desafiante. Algo que él no había visto antes en sus ojos y que le hizo hervir la sangre de anticipación.—Quiero probarte… —murmuró, su voz temblorosa pero decidida.Franco entrecerró los ojos, su mandíbula apretándose con fuerza.—Lorena… —Ella no le dio tiempo a objetar. Se arrodilló lentamente frente a él, con una torpeza encantadora que lo hizo sentir al borde de la locura. Sus manos temblaban un poco mientras desabrochaba su cinturón y luego el botón del pantalón. Franco apoyó la cabeza contra la pared y cerró los ojos un instante, sintiendo su respiración volverse errática. —Mal*dita sea… —Lorena bajó la tela con movimientos torpes, casi inseguros, pero cuando lo vio ante sus ojos, duro, grueso, palpitante y listo para ella, su lengua se deslizó incons
Capítulo 51 —Tal vezNarrador:Franco mantuvo la mirada fija en el techo, sus ojos claros parecían analizar el vacío mientras su mano seguía dibujando círculos perezosos sobre la espalda desnuda de Lorena. Ella seguía sobre su pecho, sintiendo la dureza de su respiración, la tensión oculta bajo su aparente calma.—¿En qué piensas? —preguntó en voz baja.Franco exhaló, como si hubiera estado esperando la pregunta.—En que esto no debió haber pasado.Lorena sintió cómo esas palabras le atravesaban la piel como un latigazo. Se separó apenas, lo suficiente para mirarlo a los ojos con una mezcla de incredulidad y rabia contenida.—¿Y qué se supone que hagamos entonces? —su voz no tembló, pero tenía un filo afilado por la frustración —¿Pasar los próximos cinco años esquivándonos?Franco apretó la mandíbula, y sus dedos se crisparon sobre la sábana.—Sería lo mejor.Lorena dejó escapar una risa seca, incrédula.—Claro. Porque eso ha funcionado de maravilla hasta ahora.Franco giró su rostro