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Todos los capítulos de La obsesión del millonario: Capítulo 11 - Capítulo 12
12 chapters
Yo te protegeré
Donovan estaba inclinado sobre la mesa de la sala de reuniones, revisando la lista de actividades para la salida de equipo. Clara, a unos pasos de él, estaba organizando cuidadosamente los documentos y asegurándose de que todo estuviera en orden. Habían pasado semanas desde la última vez que habían tenido una conversación significativa, y aunque sus interacciones eran cortas y profesionales, ambos parecían esforzarse por mantener una aparente calma.—¿Está todo listo? —preguntó Donovan, girándose hacia ella con una sonrisa ligera.—Sí, todo está bajo control —respondió Clara sin mirarlo directamente, concentrada en su trabajo.Había sido idea de Donovan organizar la salida. Era una oportunidad para fortalecer el ambiente laboral y dar a los empleados un respiro de la rutina diaria. Clara, pese a su reticencia inicial, había trabajado arduamente para ayudarlo a planificarlo. Desde la elección del lugar hasta los detalles más pequeños, se había encargado de todo con una eficiencia impeca
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Yo le temo a los hombres
Cuando el evento terminó, Donovan fue el primero en ordenar a todos que regresaran a sus hogares. Clara se quedó unas horas más, procurando terminar su jornada. Y juntos, regresaron a la oficina.El ambiente estaba cargado de una tensión suave, apenas perceptible, mientras Clara y Donovan estaban sentados en su oficina tras finalizar un día particularmente agotador. La luz cálida de la lámpara de escritorio proyectaba sombras suaves en la pared, creando un refugio de intimidad improvisado. Clara jugueteaba con una pluma entre los dedos, mirando fijamente la superficie del escritorio como si las respuestas a sus tormentos estuvieran grabadas allí.Donovan, con las mangas de la camisa remangadas, la observaba con cautela. Había algo en su postura, en la forma en que sus hombros se curvaban ligeramente hacia adentro, que gritaba vulnerabilidad. Pero él sabía que presionarla no era el camino.—¿Te molesta si pregunto algo? —su voz fue baja, suave, como una caricia en la quietud de la habi
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