Finalmente, tras unos minutos de tensa espera, la puerta del restaurante se abrió, y la figura de Axara apareció acompañada de Gael. El niño, tomado de la mano de Axara, saltaba de un lado a otro con una sonrisa que iluminaba toda la sala. Su entusiasmo era contagioso, y en cuanto los niños invitados lo vieron, corrieron hacia él con gritos de alegría. Axara, con una expresión de alivio y cansancio mezclados, soltó suavemente la mano del pequeño, dejándolo libre para recibir los abrazos y felicitaciones de sus amigos. Mientras los niños rodeaban a Gael, Axara levantó la mirada y buscó al señor Van Der Wijk. Lo encontró de pie junto a Laura, quien mantenía una expresión de fastidio. Decidida, caminó hacia ellos, manteniendo la cabeza en alto a pesar de las punzadas de nerviosismo que sentía en el pecho. -Espero que esto haya sido lo que pidió -dijo Axara al llegar, con un tono firme pero respetuoso, sin querer mostrar inseguridad frente a él. Cael la miró con su habitual falta de ca
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