Maxin.—Ha llegado la hora de bajar. No podemos hacer esperar a los invitados, como futuros esposos que somos hay que darles la adecuada bienvenida.—Rebecca se terminaba de perfumar, mientras que por otro lado yo me arreglaba la corbata.—Puedo ayudarte con ello.—Apártate.La fragancia en todo el ambiente me repugnaba, las náuseas me llegan con pequeñas arcadas que logro manipular manejando mi respiración inhalando y exhalando a la vez todo lo retenido en mis pulmones.No estaba al tanto de quienes son las personas que asistirían a la reunión de hoy, sin embargo, me queda claro que para mis padres era supremamente importante que yo hiciera presencia en aquel encuentro. Si este tema dependiera de mi, no me encontraría aquí arreglandome para personas que me valen una puta mierda. Mi madre fue la que me insistió, no pude excusarme, con ella no.—¡Max, ya están aquí!—el grito de Maya sobresalta en su lugar a Rebecca que se exaspera.Bajamos sin hacer esperar más a los susodichos. Provení
Leer más