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55 chapters
Un año después
Un año después…Alejandro vivía devastado ya que Valentina había cumplido con su amenaza y había denunciado a Ámbar de asesinato. A raíz de los acontecimientos y las sospechas que tenía especialmente el abogado de la familia, quien además había sido un gran amigo de Gustavo, la policía comenzó a investigar todo lo relacionado con la muerte del padre de Alejandro. Tras un exhaustivo análisis de las pruebas encontradas después de tanto tiempo, llegaron a la conclusión de que había muerto por envenenamiento.Sin embargo, en ese entonces, Ámbar se encargó de pagar una fuerte suma de dinero al médico forense para que no hiciera público el informe de la autopsia, en el que se leía claramente que la muerte había sido provocada por una sustancia venenosa que habían suministrado en pequeñas dosis en su cuerpo, provocando que muriera lentamente y de esta forma no levantar sospechas. Por supuesto, todos los responsables y cómplices de Ámbar, terminaron tras las rejas. Además, como Ámbar se hab
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La verdad
Valentina seguía de pie frente a la enfermera, esperando a que ella le explicara cuál era la gravedad de Laura. —Entonces señora, dígame, ¿Qué tan grave es la enfermedad de Laura? — La señora Laura, está muy delicada, tiene una enfermedad terminal que la tiene físicamente inmóvil, y en cualquier momento puede perder sus facultades mentales, es por eso su urgencia en hablar con usted, antes de que ya no pueda hacerlo. Valentina se llevó las manos a la cara de la impresión, no podía creer como el destino le estaba haciendo pagar con la misma moneda a Laura, lo mismo que ella le había hecho a su padre. Además de todo el daño que también le había causado a ella ocultando su relación con Alejandro, a sabiendas de que ella se iba a casar con él. Pero en el fondo sentía pena por ella, porque de cualquier forma Laura, era su madre y si se encontraba en esas condiciones a punto de morir, ella debía perdonarla y liberarse de esa carga tan grande que llevaba sobre sus hombros. — Está bien,
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Una posible enfermedad
Valentina la miró con los ojos llenos de lágrimas. — ¿Qué más vas a decirme? ¿Acaso no ha sido suficiente con haberme destruido la vida como lo has hecho durante todos estos años? Y aun así, tienes el cinismo de decirme que hay algo más que debo saber. —Sí, aunque te cueste creerlo, yo me siento muy arrepentida por todo lo que te he hecho. Y no quiero que te vayas sin antes pedirte perdón. —¿Perdonarte? ¡Ja! Suena tan fácil decirlo. La verdad es que yo venía dispuesta a perdonarte, y no pensaba hacerlo por ti, sino por mí, para poder al fin liberarme de esta carga que he llevado todos estos años. Pero no contaba con que me iba a enterar de que ese hombre al que siempre vi como mi ídolo no es mi verdadero padre. —Por favor, Valentina, no me dejes así. Al menos déjame morir en paz. —Valentina la miró y le dijo: — Que te perdone Dios, porque yo no puedo. Enseguida se marchó, dejando a Laura llena de impotencia y dolor al saber que podía morir en cualquier momento sin el perdón de
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Un regreso inesperado
La tensión en el consultorio era palpable, Valentina sentía temor, no estaba optimista y solo pensaba en lo peor. Ya la vida la había hecho pasar por mucho dolor, y sentía que esta vez podía tratarse de algo muy malo que venía a empañar la felicidad que había logrado alcanzar. Apretaba la mano de Manuel con fuerza, él era su único refugio en ese momento. El doctor ya tenía los resultados de los análisis en su poder y estaba preparado para darle la noticia a ambos. —Por favor, doctor, dígame, ¿qué es lo que tengo? ¿Por qué me han dado todos esos malestares? Termine con esta angustia que tengo por favor. —decía Valentina a punto de llorar. —Bueno, después de una evaluación exhaustiva, los resultados de los exámenes indican que usted está embarazada.Tanto Manuel como Valentina exclamaron al unísono, totalmente incrédulos:—¿Cómo?—Sí, así es. Van a tener un hijo.—No, eso no puede ser, doctor. Tiene que haber un error. Yo no puedo tener hijos; hace algunos años me hice unos exámenes
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Fin
Alejandro fue a ver a Laura. Llegó hasta la habitación donde se encontraba hospitalizada y, al entrar, se encontró con un lugar que, lejos de parecer un hospital, parecía más bien un sitio abandonado por el gran deterioro que se evidenciaba en su interior y la miseria que se palpaba a simple vista. Entró en la habitación que le había indicado una de las enfermeras y, al ver a Laura acostada en aquella cama, muy desmejorada y desnutrida, se quedó impactado, sin poder asimilar que se trataba de la misma mujer de la que alguna vez había estado enamorado y con la que había vivido los momentos más emocionantes, haciéndolo perder hasta la cordura. Ella se encontraba despierta, con la mirada perdida, y no se había dado cuenta de su presencia. Alejandro caminó hacia la cama lentamente y, cuando estuvo frente a ella, le dijo: —Laura, soy yo, Alejandro. Ella lo miró con una expresión algo extrañada; a simple vista, no lo reconocía. Había comenzado a olvidar muchos episodios de su vida y le
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