—Lo siento, no quiero casarme contigo. Terminemos, ya no te amo.En el sueño, Diana apartó su mano y se alejó cada vez más.—¡Diana! ¡No! ¡No puedes hacer esto!—Te trataré muy bien, sé que te gusta el refresco del este de la ciudad, puedo comprártelo todos los días. Joyas, propiedades, acciones, te daré todo lo que pueda, ¿te quedarías conmigo?Nicolás suplicaba desesperado, pero la figura de Diana nunca miró atrás, ni una sola vez.Corrió detrás de ella con todas sus fuerzas, pero solo abrazó el aire.Hasta los anillos de compromiso en su mano habían desaparecido.Diana lo había rechazado, rechazó su amor, lo rechazó todo.—Diana... Diana...Con los ojos cerrados, su rostro completamente pálido cubierto de sudor, sus labios sangrando de tanto mordérselos, repetía su nombre una y otra vez.Tomás, con preocupación en sus ojos nublados, suspiró profundamente. Después de varios días de búsqueda, sus asistentes encontraron el nuevo contacto de Diana.—Hola, señorita Montoya, soy Tomás, el
Leer más