Capítulo 52. Dulce tortura.
Al llegar a la mansión de Cambridge, la princesa Elizabeth dejó atrás los recuerdos de Jacob y se dejó llevar por la emoción del momento. Con una sonrisa radiante, se acercó a Charlotte, tía de Oliver. Se sentó en un sillón y exclamó:—¡Oh, condesa! No me creo que por fin estemos aquí, de nuevo en el palacio. Es un lugar maravilloso.—Es un lugar mágico, querida. Y aún más emocionante es pensar en la boda entre tú y Oliver, ¿no te parece un sueño hecho realidad?—¡Sí! Desde que lo conocí, he sentido que hay algo especial entre nosotros. Y ahora, con su apoyo, siento que todo es posible.—Por supuesto, querida. Oliver es un buen partido, no solo por su fortuna, sino también por su carácter. Es un hombre excepcional.—Y es tan apuesto... No puedo evitar imaginar cómo será nuestra vida juntos, ¡sería perfecto!—Y con un poco de planificación, podemos hacer que ese sueño se convierta en realidad. ¿Ya has pensado cómo te gustaría que fuera la ceremonia?—Oh, sí, quiero que sea algo grandio
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