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Todos los capítulos de No soy tuya: Capítulo 21 - Capítulo 24
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Capítulo 21: El Juicio |Parte uno|
Camino hacia el estrado con el peso de los años colgando de mi espalda. Cada paso resuena en mi cabeza como si el tiempo se ralentizara, como si el universo quisiera que sintiera cada segundo de este momento. La sala está tensa, expectante. No miro a Víctor, porque sé que sus ojos están clavados en mí, tratando de perforarme como cuchillos. Pero no me importa. Ya no. Cuando llego al estrado, el alguacil me indica dónde sentarme. Mis manos están firmes, aunque dentro de mí, el temblor amenaza con desbordarse. Respiro hondo antes de levantar la mirada hacia el juez. —Nombre completo —me pide el fiscal. —José Enrique Rinaldi. —¿Edad? —Treinta y cinco años. —¿Relación con el acusado? Mis ojos se desvían por un momento hacia Víctor. Lo veo, con la mandíbula apretada, los puños tensos sobre la mesa. Nunca había visto tanto odio en un rostro, pero es un odio que no me amedrenta. —Fuimos amigos. Por muchos años —respondo con voz clara. —¿Puede explicarnos su relación
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Capítulo: Pruebas |Juicio Parte dos|
VíctorLa sala estaba en silencio absoluto cuando Víctor Cascuzo se levantó para caminar hacia el estrado. Sus pasos eran lentos, calculados, como si quisiera proyectar calma, pero la tensión en sus hombros lo delataba. Era un hombre acostumbrado a dominar, pero el aire pesado en el tribunal parecía quitarle fuerza. El juez lo observaba con atención, y el fiscal ya estaba de pie, preparado para comenzar el interrogatorio más intenso del juicio. —Señor Cascuzo —comenzó el fiscal, con la voz firme y una mirada que atravesaba como cuchillos—, durante los últimos días, hemos escuchado testimonios que describen su relación con Madisson y las circunstancias de su vida en el campo. Ahora es su turno de hablar. Recuerde que está bajo juramento. Víctor se acomodó en el asiento del estrado, fingiendo serenidad. —Estoy aquí para decir la verdad, señor fiscal. Nada más que la verdad. El fiscal no se dejó intimidar por la aparente seguridad del acusado. —Muy bien, señor Cascuzo. Empece
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Capitulo 23: Recuentro con Lucía
Madisson El aire de la sala era frío, más de lo que podía soportar. Las paredes blancas y lisas parecían cerrarse sobre mí, mientras el sonido del reloj en la pared marcaba cada segundo de mi interminable espera. Estaba sentada en una silla dura, con los brazos cruzados contra mi pecho en un intento desesperado de controlar los temblores que no habían parado desde que me bajaron del coche de Víctor.Era imposible calmarme. Mi mente estaba atrapada en un torbellino de imágenes y recuerdos, cada uno más doloroso que el anterior. Desde que llegué aquí, la policía no había dejado de hacerme preguntas. Cada vez que intentaba hablar, mi voz se quebraba y las lágrimas caían sin control. Me habían sacado sangre, revisado cada centímetro de mi cuerpo, y sometido a un interrogatorio que parecía interminable.«¿Dónde estabas?», «¿Cómo sucedió?», «¿Cómo me trataba?»No entendían lo difícil que era responder. Cada palabra que salía de mi boca era como revivir esos cuatro años. Las noches intermin
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Capítulo 24 |Reencuentro Familiar|
Mas tarde, supe que se había terminado el juicio, el cual tendría continuidad muy pronto, no había visto a José, y deseaba saber de él, verle, abrazarle. Me llevaron a un lugar protegidos donde según estaba parte de mi familia y eso me hacia temblar por completo. Cuando llegue el aire de la sala tenía un peso diferente. Después de tanto tiempo en la oscuridad.Entré. La sala estaba sola e hice lo que me dijeron esperar. La pequeña mesa de madera frente a mí parecía fuera de lugar, como un intento de normalidad en un espacio que estaba destinado a enfrentar los horrores del pasado. Sentía mis manos frías, mis piernas temblaban, y mi pecho latía desbocado. Me habían prometido algo que apenas podía creer: un reencuentro con mi familia. Mi madre, mis hermanas, y un sobrino al que no conocía. Habían pasado cuatro años desde la última vez que los vi. Cuatro años de miedo, de encierro, de soñar con abrazarlos, pero también de creer que ese día nunca llegaría.La puerta chirrió al abrirs
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